Algunas veces tenemos síntomas, enfermedades o variaciones de carácter, entre otras cosas y en lugar de activar nuestra escucha
, intentamos sencillamente acallarlos o buscar una solución momentánea
sin cualidad de enseñarnos nada.
Esto supone no hacer caso al cuerpo cuando te pide ayuda y te pide un cambio, hacerte sordo a su pequeña llamada significa que cada vez va a utilizar “medios de comunicación” más alarmantes para que escuches esa Verdad que te quiere contar.
Esto supone no hacer caso al cuerpo cuando te pide ayuda y te pide un cambio, hacerte sordo a su pequeña llamada significa que cada vez va a utilizar “medios de comunicación” más alarmantes para que escuches esa Verdad que te quiere contar.
Lo que él busca es, al mismo tiempo, que prestes atención.
En resumen:
entendamos el cuerpo como vehículo de nosotros mismos, de todo lo que
somos, como comunicador de quiénes somos y como algo que es siempre se
afecta por todo lo que somos, por cada parte en la cual puedes dividirte
en cualquiera de tus parámetros de estudio.
Es fantástico lo que supone empezar esta relación nueva a partir de este entendimiento.
Todos tenemos un cuerpo que nos sirve para decirnos si en “lo total” hay armonía o si hay algo que revisar y reequilibrar.
El yoga como terapia y en realidad como práctica natural, supone una delicada escucha de tu cuerpo, que te relaciona con tu propia intimidad integral.
Observa todo lo que
te ocurre y todo lo que supone (tanto en un estado de salud preventiva
como en un estado donde se manifiesta) para pedirte un cambio o
reequilibrio (enfermedad). Cuál es el mensaje en particular y cuál es la
zona afectada.
Conocer lo que somos nos hace reconocer nuestros límites y nuestras posibilidades. Esto va a suponer una nueva realidad, un nuevo paradigma y un nuevo contento.
Si lo primero que
hay que entender es que el cuerpo no miente, que a través de él nuestro
ser integral se manifiesta, lo segundo sería aceptar que hay un mensaje
que es imperativo, expresa un orden, ruego o deseo desde tu ser (como uno, integral, total).
Esto supone ver
que nuestra visión de la enfermedad o el síntoma debe cambiar de
‘enemigo’ a ‘mensajero’, entender que el conocimiento que ha de llegarte
viene de ti mismo. No eres tú y una dolencia a la cual señalar, culpar o
hacer protagonista de tu vida.
En este segundo
paso ya has de estar dispuesto a ver tus errores, tus peleas internas,
confrontar tus dificultades y ser capaz de mirar tus pautas repetitivas
que impiden aflorar otras partes de ti que han sido negadas.
Supone escuchar el mensaje.
Ante cualquier
alarma nosotros decidimos cómo actuar, apagarla rápidamente o dejarla
sonando son la misma cosa y equivalen a salir corriendo de un incendio
en el que tú eres lo incendiado, vamos… que no va a terminar muy bien.
La otra opción es colaborar con nuestro proceso de autocuración.
Como decía Nietszche: Amarse a uno mismo es la más fina, la más sutil, la última y más paciente de todas las artes.
El yoga tiene una
manera poética y concienzuda de tratar los desequilibrios del cuerpo y
sus órganos. Es un medio de prevención continua. Nuestra actitud en la
vida (y hablo de la acción o de la inacción por igual) tiene
consecuencias tanto en nuestro mundo exterior como en el interior.
Cada asana, kriya,
mudra, pranayama tiene un efecto que podemos trabajar no sólo a nivel
físico, sino también a nivel postural interno que se proyecta hacia lo
que sirve. Aunque recibamos nuestro mensaje hay que ver qué hacemos con
él. Saber que poseemos un patrón que nos daña no supone dejar de
padecerlo. Lo que sí nos ofrece es una oportunidad de cuestionarnos
nuestra vida, nuestra gestión, nuestras creencias. Una vez en este
espacio, hay que hilar fino.
Desde el yoga puedes acceder a ese “estar atento” y si lo mantienes de manera continuada disolverá lo que sobra y te recolocará en tu centro vital. Cuando estás en meditación, presta atención no sólo al objeto de tu atención sino al hecho de queestás prestando
atención. Te darás cuenta de lo que permanece inmutable y de lo que
tiene capacidad de cambio, que empezará a modificarse sólo por ser
observado.
Todo lo que te
afecta a nivel emocional y afecta tus pautas de pensamiento, que te
crean un cierto malestar, tiene conexión con tu cuerpo. Si tomas
conciencia de ello, encontrarás esa conexión y empezarás a liberar
a través de ese espacio físico. A partir de ese momento podrás hacer
una llamada a la valentía que supone asumir tu propia Verdad.
Te invito a que en
tu práctica de yoga incluyas tus órganos, sistemas, dolores,
enfermedades, síntomas y patrones de comportamiento. Son fuente de
riqueza para el arte que es amarte a ti mismo. Te invito a que aceptes
esta tierra mágica de tu cuerpo como templo de verdades profundas a las
que puedes asomarte.
La Paz puede llegar a todas nuestras relaciones
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