Por: @lacmon - http://lacmon.wordpress.com - Aún cuando el origen de “Mitomanía” viene del griego no son personajes de la mitología. Sin embargo, nadie podría dudar la influencia de estos en la conducta de muchos de sus personajes. Mithos y Manía trascienden su origen helénico y se hacen presentes en nuestras vidas, magnificando y disfrazando la realidad sin medir las consecuencias, ellos están presentes cuando no se es capaz de cambiar para bien una vergonzosa realidad. Así es como en un país rico, ver niños en la calle abandonados constituyen sin lugar a dudas una señal inequívoca de que algo no está bien: desde una paternidad irresponsable hasta un estado indiferente, un estado que pese a poseer los recursos ha sido y es incapaz de atender de manera eficiente las señales que se observan; en cada esquina, debajo de los puentes y por cualquier lugar de la ciudad; unos padres que de manera muy alegre engendran hijos para luego olvidarse de su existencia, un estado que no construye suficientes escuelas y las que tiene no las atiende como debe ser, en un ambiente de hambre y múltiples necesidades lo niños llegan al mundo y desde muy temprana edad son lanzados a las calle en busca de aquello que carecen en el seno en donde llegaron al mundo : cariño, afecto y alimentos para ellos y sus procreadores. En esta búsqueda encuentran alimentos, el cariño y el afecto les es más difícil, les toca enfrentarse a una sociedad hostil, un submundo en donde las normas de convivencia y las leyes son un enigma y los encargados de aplicarla son el enemigo, allí impera la ley del más fuerte, del mas sagaz, del más vil, salir ileso cada día constituye una victoria, todos los días se aprende una nueva forma de subsistencia, es allí en donde desde muy temprana edad se forman los delincuentes del mañana, poco a poco van perdiendo el respeto a la vida, ellos se juegan la suya en cada instante. Esa realidad que nadie quería ver, esa realidad que todos ignoraron a pesar de conocer su existencia, es puesta en el tapete con una gran contundencia "yo... Me prohíbo a mi mismo que haya niños en la calle. Me cambio el nombre si en un año hay niños de la calle”, indudablemente que tal afirmación tuvo una extraordinaria cobertura mediática, tal parece que el mundo se enteró en diciembre de 1998 de que en Venezuela habían niños en la calle y que un personaje no mitológico prometía que estos desaparecerían en un año, so pena de perder el nombre. Tal afirmación movió los cimientos de todos los estratos sociales, tanto de aquellos que conociendo la realidad la ignoraban como para quienes padeciéndola encontraban en tal afirmación una esperanza, es así como magnificando una promesa se logra disfrazar una realidad. Justo es decir que quienes eran niños hace 13 años hoy son adultos, de estos adultos algunos continúan en la calle ejerciendo lo que aprendieron en su niñez otros forman parte del problema de hacinamiento que se vive en las cárceles de Venezuela, otros dejaron de padecer en este mundo que poco bueno les dio y unos pocos -espero yo-, lograron rectificar su vida y le torcieron la mano al destino. Hoy son otros los niños que hacen de la calle su “hogar”, su vida, su escuela, tomando lo que les da la sociedad, arrebatando lo que se les niega. Quien se prohibió a sí mismo que en un año no habría niños en la calle no sólo cayó en desacato a su prohibición sino que sigue llevando el mismo nombre. Con la imaginación despierta y el verbo desbordado, expresa una nueva y revolucionaria afirmación, que con su contenido pretenden crear la ilusión de cambio de una realidad existente y no muy grata para sus congéneres, es así como ese sitio que ante la indiferencia de todos, en el tiempo hemos convertido en el vertedero de un variopinto de desechos, cicatriz de la vergüenza que atraviesa la capital del país, contaminado por los desechos y la desidia se convierte de repente en la inspiración, la realidad se vuelve una fantasía; aquel conductor de desechos, de aguas turbias, por arte de Mithos se convierte en una corriente de aguas limpias y cristalinas, al menos eso deja entrever la expresión ¨pronto nos bañaremos en el Güaire¨. Los titulares en los medios de comunicación: nacionales e internacionales, recogieron aquella expresión reflejándola como una promesa audaz e inspiradora para la recuperación del medio ambiente, poco a poco en el tiempo tal promesa dejo de ser noticia quedando de ella únicamente el beneficio para Mithos de haber ocupado por un tiempo los titulares, saciando así su necesidad de ser aceptado. Decir que hoy no hay niños de la calle, es tan cierto como que el Güaire es una corriente de agua pura y cristalina, después de todos estos años son otros y en mayor cantidad los niños en las calles y el único cambio que se ha generado en el Güaire es que hoy está más contaminado que antes, sin embargo y dado que en Venezuela en los últimos año se viene haciendo costumbre de que siempre exista un versión paralela de la realidad, usted no tiene por qué creer lo aquí expresado, le invito a recorrer las calles de la capital y a caminar por las orillas del Güaire, eso sí le suplico que su recorrido sea a la luz del día y por nada del mundo se le ocurra bañarse, estoy seguro que usted sacara sus propias conclusiones. Manejar una casa adecuadamente no es tarea fácil, así como no lo es el gerenciar una ciudad y es que los problemas de una ciudad son diversos como los que se generan en el seno de una familia, solo que multiplicados por tantas familias como tenga la ciudad de ahí que ser un buen padre de familia requiere de mucho esfuerzo y dedicación y si además se es gerente de una ciudad este esfuerzo es mucho mayor. Podemos entonces suponer la responsabilidad que conlleva el ser mandatario de un país, menudo compromiso, claro está para el que tiene vocación de servicio y desea servir de manera eficiente a su país, ahora bien, todo esto se complica aún más si siendo presidente te da por ser el iluminado de un continente, el sólo pensarlo, asusta. Es normal que un mandatario asuma la riendas de un país con un alto porcentaje de aceptación así mismo es de esperarse que durante los primeros dos años de gobierno este porcentaje de aceptación disminuya debido al desgaste que significa el iniciar y poner en marcha un programa de gobierno que recoja en buena medida la oferta electoral, el compromiso asumido ante los electores por el elegido, mantenerse en las encuestas dentro de un margen aceptable o no de popularidad dependerá en buena medida del éxito o el fracaso que tenga el plan en su ejecución si atiende debidamente los problemas que aquejan al elector, seguramente gozará de un alto grado de aceptación. Hasta hace poco más de un década nadie podía imaginarse una manera distinta mucho menos lograr que a pesar de ser un pésimo gobernante puede alguien lograr mantenerse en la cresta de la ola. Claro está, pocos hasta entonces explotaron el ser mártir como un instrumento de aceptación y manipulación, históricamente los mártires son santificados o glorificados después de muertos y luego de haber sufrido el martirio en vida por una causa justa empero ser “víctimas” en vida y sin haber sido afectado. ¡wow!, eso sólo lo puede lograr Mithos, en más de una veintena de oportunidades a gritado: ¡magnicidio!, ¡magnicidio!, ¡magnicidio!, al principio sus seguidores acudían al llamado; protestando, publicando pancartas, visitando embajadas, reuniéndose en torno al balcón “del pueblo”, simultáneamente el nivel de aceptación subía de manera exponencial, los problemas del país que aquejan al pueblo de momento pasaban a un segundo plano, sin embargo la gestión del gobernante siguió empeorando y los gritos de magnicidio ya no surtieron el mismo efecto, luego de tantos llamados sin que en ninguna oportunidad se presenta evidencia alguna del hecho, el pueblo se cansó y el efecto de gritar ¡magnicidio! Una y otra vez ya no podían detener la caída, de pronto el efecto de la mala gestión se reflejó en las encuestas – el nivel de aceptación ha disminuido en un porcentaje importante-, es el momento de magnificar algo, transformar una nueva realidad y como caído del cielo una catástrofe natural deja al descubierto el déficit de vivienda existente en el país y de aquella catástrofe surge una nueva ilusión, la ilusión de que toda familia lograría tener su vivienda propia, al menos esto es lo que queda de la expresión “ En 6 años construiremos dos millones de viviendas” esa fue su oferta de febrero 2010, ciertamente y pese al despliegue mediático los resultados no fueron los esperados. Los problemas del país continúan acentuándose y el pueblo ve en su gobernante al responsable, todo parece estar a la deriva, se percibe la falta de gerencia eficiente en el país y así como el déficit de vivienda salió a flote por si solo otros problemas empiezan a desbordarse, pese a los infinitos llamados de alerta efectuado por los defensores de derechos humanos en Venezuela, el problema carcelario no fue atendido oportunamente con las consecuencias que todos conocemos, de pronto las cárceles se encontraban en manos diferentes al gobierno y luego de algunos angustiosos días para los familiares de los presos, el gobierno tiene que sentarse a negociar con quienes tomaron el poder de las cárceles, el país ya está al tanto ; toda esta situación fue manejada por personal subalterno, mientras las mafias del sistema carcelario tenía en jaque al gobierno, la ausencia del primer mandatario fue notoria. Luego de esto es lo actual: un diagnóstico revelado por él, un misterio en relación con su real estado de salud, un mea culpa por los errores cometidos y esta vez da la impresión de que lograron tocar nuevamente la fibra de sus seguidores y las encuestas parecen mostrar signos de recuperación.
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