Por: José Rafael López Padrino - El asesinato del trabajador de Ferrominera Renny Rojas perpetrado por miembros armados de su propio partido (PSUV), demuestra la anarquía y la escalada de violencia que el oficialismo genera en la región a fin de imponerse en el seno del movimiento obrero. El agotamiento del discurso demagógico y falaz esta llevando al fachochavismo a recurrir a la violencia criminal a fin de contener a los trabajadores en sus justos reclamos. La muerte de este trabajador militante de la juventud del PSUV se da en medio de una alta conflictividad laboral que se vive en las empresas básicas de Guayana producto de la política salvaje de saqueo y explotación que adelanta el régimen en esa región. El tte coronel y su grupete adelantan toda una política destinada a favorecer a los intereses de las transnacionales chinas ávidas por ponerle la mano al hierro y al aluminio venezolano. Pero al mismo tiempo golpea a los trabajadores al desconocer sus contrataciones colectivas y pretender liquidar el sindicalismo como forma de organización laboral, encuadrando a los trabajadores en organizaciones absolutamente subordinadas a los intereses del gobierno. El modelo a imponer es el de los "sindicatos verticales", representado por esquiroles y asesinos a sueldo cuya función es boicotear las luchas sindicales, amedrentar a los trabajadores y sembrar el terror, inclusive la muerte, a fin de complacer al vocinglero de Miraflores. Esta nueva victima de la violencia sindical es consecuencia de un discurso confrontacional y excluyente impulsado por el iletrado de Miraflores. Es la puesta en practica del concepto facho de la guerra de exterminio para resolver conflictos internos, basado en la tesis del "Amigo-Enemigo", de Carl Schmitt. Es el uso de la violencia a fin de exterminar, pulverizar, y barrer al oponente ideológico. Ello aunado a la impunidad con que las bandas fascistas del régimen se mueven a lo ancho y largo del país. Mientras que las protestas sociales son criminalizadas y reprimidas por los organismos de seguridad del Estado y las fuerzas militares, las bandas fascistas del PSUV realizan todo tipo de manifestaciones y ataques con la mayor y total impunidad, amparadas en la actitud cómplice de un Estado al servicio del proyecto autoritario y represor del tte coronel, el socialfascismo bolivariano. La agresión armada del pasado 9/06/11 en la empresa Ferrominera fue precedida por otros hechos vandálicos registrados en las últimas semanas en los portones de Aluminios del Caroní (Alcasa), Industria Venezolana del Aluminio (Venalum), Bauxilum y otras factorías estatales. Todos ellos perpetrados por grupos de facinerosos al servicio del capo mayor del PSUV en la región: General Francisco Rangel Gómez. Vale recordar el incidente vandálico de Bauxilum del pasado 5/08/11 en el cual diputados regionales del PSUV, directivos de las empresas básicas de Guayana, efectivos de la Guardia Nacional, miembros de las mesas de "control obrero" y las bandas armadas del sector de la construcción (Muralla Roja, dirigida por Andrés Escalona), atacaron a los trabajadores de Bauxilum a fin de acabar la huelga que sostenían por el incumplimiento del contrato colectivo. Ocho trabajadores resultaron heridos en la arremetida criminal, incluyendo uno con fractura de mandíbula. Ante el fracaso de la primera incursión, estos rompe huelgas al servicio del caudillo del Palacio de Misia Jacinta, realizaron un segundo ataque donde resultó herido de bala el dirigente obrero José Morocoima, en una acción armada perpetrada por los envalentonados maleantes de la banda "Muralla Roja" ante la complicidad de las autoridades. Obviamente, ninguna investigación se ha realizado y ninguno de los responsables (plenamente identificados) han sido detenidos por sus actos criminales. En nuestro país se consolida un modelo autoritario y antiobrero, maquillado con una retórica “socialista" para seguir despertando esperanzas entre los explotados y excluidos sociales. Lamentablemente, esta barbarie en contra de los trabajadores se desarrolla con la complicidad de traidores y sumisos, disfrazados de revolucionarios, que convalidan esta siniestra política fascista (PCV, Aporrea.gob.ve, etc.). Conforman un grupo de vasallos idiotizados que por años lucharon en contra de los atropellos a la clase trabajadora y hoy “sorpresivamente” los apoyan postrados ante la bota del paracaidista inculto y autoritario. Marx no tiene la culpa de que su nombre y su propuesta socialista hayan sido secuestrados por la revolución facho-bolivariana.
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