El hombre que no tiene
ningún barniz de filosofía
va por la vida prisionero de los prejuicios
que se derivan del sentido común,
de las creencias habituales
en su tiempo y en su país,
y de las que se han
desarrollado en su espíritu
sin la cooperación y el consentimiento
deliberado de su razón.
ningún barniz de filosofía
va por la vida prisionero de los prejuicios
que se derivan del sentido común,
de las creencias habituales
en su tiempo y en su país,
y de las que se han
desarrollado en su espíritu
sin la cooperación y el consentimiento
deliberado de su razón.
Russell, Bertrand
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