Por: Agustín Blanco Muñoz - @ablancomunoz - El espectáculo no se detiene. Continua porque es el arma y alma de nuestra política. La instalación de la Asamblea Nacional Plural, es otro capítulo de la misma, vacía y deprimente programación. Lo más destacado en el debate inaugural tuvo que ver con quien es mayoría: si 48 es más que 52 y 65 superior a 98, la disposición del Presidente Soto Rojas de entrarle a carajazos a los escuálidos y la acusación del oficialismo a las oposiciones de albergar, defender y promover asesinos, lo que se dijo a propósito de lanzar de candidato a la Directiva al diputado Mazuco. Todo está dispuesto para la gran distracción y confusión que permita ocultar los planes de radicalización o proletarización del llamado proceso revolucionario. Lo primero es acabar con la AN y llevarla a la condición de Asamblea Popular, misión que se le encargó a la actual directiva. Por 18 meses legislará el GP. Los 6 meses de fines del 12 no se reunirán los diputados por la campaña electoral. De este modo se plantea la lucha por el poder hegemónico que conduzca a la reelección del golpista-presidente (GP) en D/12 y la puesta en práctica de acciones que signifiquen la aceleración de la "revolución". Para ese momento, de gran precariedad económica, con unas arcas vacías por las grandes inversiones para costear el populismo-demagogia de los años 11 y 12, no será posible contener el malestar popular que se podría traducir a comienzos del año 13 en un levantamiento de consecuencias imprevisibles. Ante estas amenazas el régimen actuaría en dos direcciones. Convocaría una nueva Constituyente con el objetivo de darle sustento legal a la radicalización de una República que se denominaría socialista-comunista y que daría una nueva estructura al Estado, para dejar atrás muchas de las viejas instituciones y en el lugar dela AN, por ejemplo, imponer la Comuna Legislativa. De esa "nueva legislación" emanarían instituciones sin representación alguna, corrigiendo así errores cometidos por otras revoluciones que dejaron con vida instituciones burguesas que impidieron acentuar la radicalización. Y de estas instituciones de y para la radicalización emanarán los poderes que requiera el Jefe Único para producir las acciones represivas que acaben con las expresiones de descontento y estallido social. Sancho, aún estamos en espera de la peor violencia de esta inmensa pesadilla! El Universal, 08 de enero del 2011
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