Ya es más que evidente que el Gobierno de Hugo Chávez está confrontando severos problemas de gobernabilidad. El primero, el grave deterioro de PDVSA cuyas señales más nítidas están entre otras en la entrega chucuta y tardía a la Asamblea Nacional de los estados financieros (no auditados). El colapso de la estatal es tan extenso que no lo pudieron ocultar ni siquiera a fuerza de maquillaje y verborrea en un "informe preliminar" de 380 páginas, más aún cuando las pruebas de la mala gerencia y corrupción le saltaron a la cara con las miles de toneladas de alimentos en estado de putrefacción que importó PDVAL y los derrames de crudo del Lago de Maracaibo. El segundo problema es la aparente crisis de caja del Presupuesto Nacional, por la cual se estará recurriendo a un nuevo endeudamiento por Bs.F. 20.000 millardos en este tercer trimestre de 2010 (se piensa que se recurrirá a deuda en bolívares dado que, al parecer, ya le es cuesta arriba conseguir que le presten al país en dólares). El tercero es la estrepitosa caída de la popularidad del primer mandatario, en momentos cuando se avecinan los comicios que determinarán la nueva composición de la Asamblea Nacional. En los sondeos de opinión el Gobierno y la gestión presidencial son desaprobados por una mayoría de la población.Cuarto: el descubrimiento de nuevas evidencias de supuestos nexos de funcionarios del Gobierno venezolano con redes internacionales del narcotráfico.Finalmente, existen varios indicios que podrían denotar problemas que no son del conocimiento público. Entre ellos, que un gobierno netamente militarista, no haya realizado los tradicionales desfiles militares del 24 de junio, aniversario de la Batalla de Carabobo, y del 5 de julio, fecha conmemorativa de la firma del Acta de la Independencia. También, el que los ascensos militares no hayan sido televisados, cuando el mandatario no pierde la más mínima oportunidad para ordenar cadenas diarias de radio y televisión.Ante el deterioro de su gestión, Chávez de nuevo vuelve a lanzar nuevas ofensivas, como táctica de distracción. Por un lado, montó un show con unos restos simbólicos de Manuelita Sanz, la amante del Libertador Simón Bolívar, que trajo al Panteón Nacional. Por otro, sus renovados ataques a Globovisión. Y, el mismo 5 de julio, lanzó un despiadado e irracional ataque contra el cardenal Jorge Urosa, arzobispo de Caracas, aduciendo que le está metiendo "miedo al pueblo" con el comunismo. Manifestó que el cardenal que es un "troglodita", es "indigno de llamarse Cardenal de la Iglesia Católica" y aseguró que para él, el Cardenal es monseñor Mario Moronta (este último, posiblemente, con la intención de generar divisiones internas en la Iglesia). Lo grave es que en este marasmo, el Gobierno está avanzando en el tejido legal "revolucionario", aprobando a diestra y siniestra leyes orgánicas que dejarían al nuevo parlamento como cascaron vacío, sin potestad para echar para atrás el castrocomunismo que impone Chávez.
Disponible en inglés en: www.veneconomy.com a partir de las 4:00 p.m.
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