Un acto de guerra

Por: Saul Godoy Gómez - saulgodoy@gmail.com - El pasado 24 y 31 de diciembre lo pasé sin luz, para este mes de febrerocinco y seis cortes de electricidad a la semana es lo usual, algunos hasta de cinco horas. Yo tengo la fortuna de vivir cerca de Caracas pero me imagino a las pobres familias que residen en el interior del país y que están a merced de unos técnicos que solo reciben órdenes "déjalos sin luz". Para estas alturas de la crisis ya todos los venezolanos estamos enterados que las insuficiencias eléctricas se deben a: la falta de inversión oportuna, la ineptitud de los gerentes de las empresas eléctricas, la corrupción y a una gravísima falla en la planificación centralizada del gobierno. Nada de esto importa, Chávez insiste en que se trata de la sequía que nos trae El Niño, en nuestros hábitos consumistas promovidos por el capitalismo y por supuesto, de los irresponsables dueños de los Centros Comerciales. El asunto es que la crisis está recrudeciendo y se estima, que en pocas semanas el país entero se paralice, que nos quedemos a oscuras. Como no podemos juzgar la intención del gobierno socialista en este momento, deberíamos darle el beneficio de la duda y pensar que, este enorme problema energético en un país que produce energía los agarró a ellos (a los socialistas del siglo XXI) con los pantalones abajo, que fue una sorpresa. Si este fuera el caso, podríamos pensar que fue por ineptitud y corrupción. Pero… no parece ser así, esta debe ser la crisis más anunciada de los últimos tiempos, hay pruebas fehacientes que el gobierno fue informado por estudios serios y gremios muy preocupados, de que había que ponerle cuidado al sector eléctrico, advertencias hechas con suficiente antelación. El otro punto que llama a sospecha es que el gobierno insiste en su campaña de desinformación al pueblo, atribuyendo la crisis a factores que alejen la culpa del gobierno; las medidas tardías y compulsivas en cuanto a racionamiento y aumento de las tarifas indican que no les preocupa mucho lo que viene, son medidas inútiles, pañitos calientes ante la eminente muerte eléctrica de Venezuela. No vemos urgencia ni planes serios para resolver la crisis, el gobierno sigue jugando a traer expertos extranjeros y comprar planticas "chimbas" que en nada va a ayudar a solventar los apagones, al contrario, muchos de los accidentes producidos en las plantas termoeléctricas son provocados por manos inexpertas. No hay culpables, los venezolanos que sufrimos en carne propia este deterioro en nuestra calidad de vida no tenemos a quién señalar como causantes de este problema; los ministros responsables de la planificación, de las inversiones y de la ejecución de los proyectos no aparecen. La Asamblea Nacional autista que tenemos, cómplices en la jugada, no ha interpelado a nadie, no investiga las inversiones que se dice, fueron ejecutadas, no le han hecho contraloría al sector eléctrico y parece que les importa un comino el padecimiento de las regiones que supuestamente representan. Desde el ángulo militar, un golpe que incapacite a un país en su red energética y la inhabilite para responder a una invasión, ataque u ocupación por fuerzas extranjeras debe ser considerado como un acto de guerra, lo novedoso de esta situación bélica, es que la agresión provenga del mismo gobierno en contra de sus connacionales. Lo que sí estamos viendo es que se prepara a las FFAA para dar una respuesta militar a las protestas y disturbios que esta situación está provocando en la población civil, si vemos al gobierno alistándose para un nuevo estado de excepción inconstitucional asumiendo poderes totales y suspendiendo garantías, si observamos movimientos de fuerzas extranjeras de ocupación listas para apoyar al régimen. En fin, todo indica que esta crisis eléctrica fue planificada y ejecutada según un plan de destrucción del país por el gobierno, por Chávez y bajo las órdenes de Fidel Castro, se trata de un acto de guerra para el dominio de Venezuela y su riqueza petrolera.