Por: Vicente Carrillo-Batalla L. - vcbl@cantv.net - Siempre tendremos oportunidad de retomar el rumbo perdido. Hispanoamérica por lo visto perdió el rumbo que anticipó García Márquez, en la antesala del nuevo milenio. Entrábamos -decía Gabo- en la era de la América Latina, primer productor mundial de imaginación creadora, la materia básica más rica y necesaria del mundo nuevo. Un planteamiento acorde con la realidad mundial que estábamos viviendo -no el fin de la historia, que proclamó Fukuyama, sino el inicio de una nueva era del pensamiento, hasta entonces atrapado en dogmas e ideologías que sólo marcaron distancias irreconciliables entre hombres pertenecientes a un mismo cosmos. ¿El destino? Pero algo pasó en ese camino de apertura, de esperanza y de fe en nuestra propia capacidad creadora. ¿Fue acaso el acerbo destino que suele envolver a nuestro mundo de realidades mágicas? Una vez más parece haber entrado el mal en Macondo, expresado en la intolerancia y el odio de clases que campea sobre pueblos enteros de nuestra América. En esta ocasión ha sido el triunfo del revanchismo y resentimiento acumulado de pseudo-líderes que arrastran consigo la destrucción de sí mismos y, naturalmente, de todo aquello que les rodea. Hombres movidos por una ambición exánime, titulares de un relanzado programa de promesas imposibles y cuya pasión dominante no ha sido más que retar a la inteligencia, desdoblando esos rasgos de mal gusto y abusos de toda suerte que tanto daño propinan a nuestra gente. Autoridades que intentan cambiarlo todo, incluso el curso de la misma historia universal, no pocas veces bajo la cómplice complacencia de líderes globales y de gobiernos movidos por el simple interés material. Estamos por cumplir una primera década de este tránsito infernal que nos envuelve. Y lo más evidente ha sido el naufragio de las grandes inteligencias, de muchos que aún siendo visionarios han decidido refugiarse en esa suerte de resignación impotente que convida a no hacer nada, a dejar hacer y a dejar pasar, hasta tanto las cosas se resuelvan solas. Tierras mágicas. Mientras tanto, otros pragmáticos se preparan para un día remover los escombros, ilusión pagana que promete una nueva oportunidad para repoblar estas tierras que siguen siendo mágicas, que todavía nos cautivan. Siempre tendremos oportunidad de retomar el rumbo perdido, si es que alguna vez tuvimos plena conciencia de su dimensión y contenidos. Pero el primer paso se concreta en darnos cuenta de la magnitud de nuestros propios errores, de nuestras propias carencias. Y de allí, prepararnos parala acción.
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