Por: Mercedes Montero - A partir del 22 de agosto 2009, Venezuela cuenta con millares de presos políticos, producto de su reclamo a ejercer su derecho a educar sus hijos de acuerdo con sus principios, ideología política y religión. Es decir no permitirle al estado que le robe a sus hijos, o, que dentro de tres años nuestra juventud y niñez sea transformada en una milicia de delatores de sus padres, vecinos, amigos, o sea parte de milicias de represión ciudadana, o guerrilleros al servicio de quien sabe que oscuros fines, es un delito que merece cárcel. Como el régimen sabe que el país y la nación en todas sus regiones, estratos sociales, grupos de edad y demás clasificaciones demográficas rechazan la confiscación de sus hijos, supuso sin equivocarse que la protesta del día 22 de agosto sería masiva, por lo tanto se hacía necesario hacer un despliegue de represión con una sobredosis de brutalidad policial. Los ejecutores de las acciones represivas serían la Guardia Nacional y la Policía Metropolitana, organismos que una vez se distinguieran por su profesionalismo, algo que de acuerdo con el criterio de la revolución debe ser castigado con creces, por lo tanto había que transformarlos en esbirros con el fin de desprestigiarlos. Las ordenes de actuar contra la masa a la que previamente se le había limitado su derecho a llegar hasta la Asamblea Nacional, fueron dadas por el Coronel de la Guardia Nacional Antonio Benavides Torres, Segundo Comandante del Comando Regional número 5*. Sus órdenes de esperar “rodilla en tierra” fueron claras y perfectamente ejecutadas por unos guardias y gendarmes que desplegaron saña, contra un PUEBLO, que estaba ejerciendo su derecho a la protesta de forma pacífica. Las bombas de “gas del bueno” y los perdigones abundaron y dieron en el blanco. La gente se mantuvo firme ante las andanadas disparadas por los “valientes” robocops. Pero llegó un momento en que dispersarse era una necesidad. Entonces vino el climax de la brutalidad policial, muchos de los asistentes a la marcha se dirigieron a la Estación del Metro Colegio de Ingenieros: pues allí les fueron lanzadas bombas lacrimógenas por todas las vías posibles, la gente que estaba adentro se ahogaba con el “gas del bueno”, niños, ancianos, mujeres, hombres no encontraban cobijo, se metieron en los túneles con el peligro que tal acción representaba. La gente que logró llegar a su casa vía metro, llegó golpeada, intoxicada, a acostarse por el malestar, pero con la firme voluntad de seguir luchando. Los centros de asistencia médica recibieron gente que había sido golpeada por las bombas, heridos, gente desmayada asfixiada por el gas, entre estos, mujeres de la tercera edad y niños. Otros que recibieron abusos fueron los periodistas de Globovisión que fueron llamados “payasos” por inefable Comandante Benavides, a Del Valle Canelón la mando a rodear por unos 200 policías, su “crimen” fue colocar un micrófono para el audio de la disparatada arenga de quien fungía como director del irrespeto. La organización Control Ciudadano solicita públicamente se separe del cargo y se abra un consejo de investigación en contra del 2° comandante del regional número 5, de la Guardia Nacional. En su comunicado explica los delitos por violación a los derechos humanos cometidos. Hay víctimas que presentarán su denuncia ante la Fiscalía General de la Nación, no porque vaya a hacer algo, sino para dejar constancia. Tampoco se espera una acción por parte de la Defensora del Pueblo. Amigos, la ciudadanía es una presa política del régimen, no nos engañemos. *El video del coronel responsable de la brutalidad policial y su discurso chavista. Será denunciado internacionalmente por lesa humanidad, violación de los derechos humanos, entre otros delitos. Por este enlace al pulsar
Hola estaba por aquí de visita de los links que tengo agregados.
ResponderEliminarBuen trabajo con el blog, animo.
Saludos
Hola Noel. Gusto en saludarte de nuevo. Gracias.
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