El carisma de un líder - Las circunstancias históricas del país lo llevaron a la presidencia. Más que como un líder militar, se mostró ante la opinión pública como un líder carismático. Llegó al poder no por dotes como estadista y estratega, sino por causar un impacto en la sensibilidad colectiva. Además de su carisma innato, Chávez es el resultado de una imagen creada por sus seguidores, que le han atribuido características especiales de líder para depositar en él sus expectativas. En este sentido, Chávez aprovechó la coyuntura histórica en la que recién debutaba para presentarse como un hombre sencillo, del pueblo, que había llegado para ayudar a aquellos que al igual que él estaban olvidados por un sector que tenía el poder. Al identificarse como parte de las clases populares dio a entender que las representaría e incluiría en sus proyectos.Durante los primeros meses de su gobierno, Chávez vivió una "luna de miel" con el país. La mayoría de la población respaldaba ciegamente sus propuestas, cuestión que le permitió reformar la Constitución en 1999, objetivo prioritario para poner en marcha su proyecto político.Sin embargo, a medida que avanzaba en sus acciones algunos sectores de la sociedad empezaron a cambiar sus opiniones. Muchas personas empezaron a ver con temor, los vínculos estrechos que Chávez mantenía con Fidel Castro y las entrevistas que sostenía con personalidades como Saddam Hussein. Al poco tiempo de asumir la presidencia, una recién formada oposición comenzó a organizarse.A partir de ese momento, se inició un período de fuertes confrontaciones entre el gobierno y sectores en oposición. La principal patronal del país (Fedecámaras) y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) eran los dirigentes de los grupos antichavistas. Por primera vez, patrones y sindicalistas se unían frente a lo que consideraban una amenaza antidemocrática.Durante los años 2001 y 2002 se realizaron decenas de marchas en protesta a las medidas asumidas por el gobierno, así como paros nacionales a manera de presión, siendo los más significativos los sucesos de abril de 2002 y el paro nacional (con una duración de dos meses) que se inició en diciembre de ese mismo año. Todas estas manifestaciones estuvieron orquestadas por los sectores empresariales, los sindicatos, la Iglesia Católica y los partidos políticos de oposición, pero ninguna logró cambios sustanciales en las políticas de Chávez, generando desmotivación en aquellos que las apoyaban.
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