Por: Willmer Chiquín Sánchez - venezueladigna@ hotmail.com - “Vinieron por los comunistas y no protesté, porque yo no era comunista…Vinieron por los judíos y no protesté, porque yo no era judío…Vinieron por los sindicalistas y no protesté, porque no era sindicalista. hoy vinieron por mi, y ya no queda nadie que proteste". Compatriota, las palabras de inicio pertenecen a un clásico de la historia del nazismo en Alemania, cuando Hitler comenzó a aplastar todo indicio de oposición a su régimen. Actualmente, esa misma situación está ocurriendo en Venezuela. El aborto de monigote llanero está aplastando, uno a uno, todo foco de oposición y todo obstáculo para eternizarse en un poder que usurpa. Cada día vemos como un nuevo bastión de la libertad cae; vemos “nacionalizarse” una nueva empresa, bajo términos que son claramente un vulgar robo, cometido con la alevosía y la ventaja que le da al sátrapa miserable un puesto que no merece, que le queda grande. Has visto como despedían, en el 2002, a más de 20 mil empleados de PDVSA y no solo los despidieron, sino que los expulsaron con lujo de violencia de sus hogares en los campos petroleros, usando incluso gases lacrimógenos, sin importarles que en esas casas había niños, mujeres y ancianos. Entonces no hiciste nada, porque no trabajabas en PDVSA. Has visto caer a decenas de compatriotas en la masacre del Silencio, asesinados por francotiradores que, aparte de ser exonerados por la “justicia” chavista, fueron luego exaltados por el sátrapa como “valores de la robolución”. Miserables lacras asesinas que se dieron el lujo de confesar sus asesinatos y recibir una sentencia exculpatoria de “homicidio en defensa propia”. No protestaste, porque no eras de los que marchaban, y al final, “¿Quién les manda a ponerse a protestar”? Como muchos, reclamaste en el 2001 que los “militares patriotas” no se sumaban a las protestas ciudadanas, hasta el 12 de Abril del 2002, y luego vimos como esos mismos militares que se sumaron a las protestas eran dados de baja o sometidos a juicios espúreos y condenados a prisión, y nada hiciste para apoyarlos. Simplemente, no eras militar. Han perseguido a periodistas que denunciaron las marramucias del régimen corrupto, y los han acusado de hechos inverosímiles, como que a Patricia Poleo la enjuicien por ser la autora intelectual del asesinato de un fiscal mafioso, corrupto y chantajista, o que a Roger Santodomingo le manden “recaditos” amenazantes en los cuadernos de su hijito de 5 años y luego le exploten el carro. Nada dijiste, porque no eres periodista, y además, ¿Quién los mandó a meterse con el gobierno y denunciar escándalos? Has visto cómo cerraron Radio Caracas Televisión, mediante un decreto que más parece el ultimátum de un ladrón que te está apuntando a la cabeza con una pistola calibre .40, el arma preferida de los bolivariasnos. No protestaste, porque no trabajabas en RCTV. Has visto como los títeres de la Cohorte Supina de Injusticias dobla la ley al antojo del marrano mayor y autoriza el robo descarado de los equipos de RCTV, valorados en miles de millones de bolívares, y no protestas, porque no eres abogado. Ves día a día como se amenaza a Globovisión, y se le anuncia un cierre muy cercano, quitándonos la única vía que tenemos para conocer la verdadera historia detrás de las mentiras robolucionarias, y no haces nada, porque “seguramente el mico mandante no se va a atrever a tanto”, o porque “Globovisión va a entrar al carril y va a dejar de dar noticias alarmistas y contrarias al gobierno”. Has visto como “nacionalizan” hoteles y servicios, sin más razón que una supuesta nueva estrategia turística que “será definida en un futuro cercano”, y no haces nada, porque no eres un “mugroso oligarca dueño de hoteles”. Ves que el autócrata corrupto y asesino anuncia una nueva Constitución robolucionaria que garantice su perpetuación en el poder, al estilo del maldito asesino cubano, su “padre ideológico”, y no protestas, porque no eres político. ¿Qué se necesita para que reacciones? ¿Que uno de tus hijos proteste en la calle, reclamando por la libertad que nos arrebatan, y una bala robolucionaria trunque tus esperanzas de envejecer al lado de ese hijo que cayó “por ponerse a protestar”? ¿Acaso esperas a que tu esposa, tu hermano, tu hijo o tu madre vayan a prisión por el “delito” de cacerolear su descontento con este régimen maldito? ¿Necesitas que te dejen sin trabajo porque la robolución, ya dueña de toda empresa en el país, decidió que no eres “lo suficientemente robolucionario” para trabajar? ¿O que la empresa donde trabajas pase “a manos del pueblo” y quiebre en poco tiempo, víctima de la inepta burocracia bolivariasna, dejándote en la calle, sin prestaciones y sin futuro? ¿O que pierdas tu casa, porque la robolución decretó que ahora tu casa “es de todo el que necesite un techo”? ¿Qué carajos hay que hacer para que brinques de tu cómodo sofá y protestes porque, día a día y pedazo a pedazo, te están quitando tu libertad y se roban tu Patria, convirtiendola en una caricatura cubana? Uno de los párrafos que más me ha estremecido en mis lecturas es el de “Archipiélago Gulag”, de Alexander Solzyenitzin, que narra la injusta detención de un ruso, acusado de un delito político en tiempos de Stalin, y los policías le piden que se comporte “a la altura, con educación y sin escándalos”, mientras es arrastrado a una prisión donde perdería la mayor parte de su edad adulta, encerrado como rata. Ese párrafo cuenta como el arrestado creía que era su obligación cooperar con sus captores y no gritar, ni hacer el menor escándalo que pudiera afectar al régimen del líder bien intencionado que, seguramente, ignoraba lo que estaban haciendo, en su nombre, los policías que lo arrestaban ilegalmente. ¿Así estás tú hoy, sin levantar la voz para no “hacerle el juego a los imperialistas”, o estás creyendo que todo lo malo que pasa es ignorado por el ladrón mayor? ¿Aún crees que la carne, el aceite y el azúcar, entre otros productos, no están en los mercados venezolanos por “una maniobra capitalista de los oligarcas vendepatria”? ¿Qué hay que hacer para que despiertes? Hoy protestan nuestros universitarios, que son hijos del pueblo, porque sienten que están perdiendo la libertad y el futuro al que tienen derecho. De ellos no puedes denigrar ni acusarlos de corruptos, vendidos, cachorros del imperio ni vendepatria, porque están reclamando sus ideales, los mismos que una vez les inculcaste a tus hijos, cuando era cómodo ser venezolano. ¿Qué les vas a decir a tus hijos cuando te digan que estuvieron en una protesta estudiantil?¿ Les vas a recl amar por “meterse en política”?Tú, y tod os los padres de esos estudiantes deberían marchar al lado de sus hijos, porque están luchando por una misma Patria. Entonces ya no serían marchas de cincuenta u ochenta mil, sino de cientos de miles de venezolanos, hermanados por un mismo amor a la Libertad. Decía Andrés Eloy Blanco que “quien tiene un hijo, tiene a todos los hijos del mundo”. Ojalá no sea un hijo tuyo una baja en “la guerra contra el imperialismo”. Ojalá no sea un hijo tuyo el que caiga asesinado en una marcha estudiantil, porque me dolería igual que si fuera mi propia hija, que tambien está marchando por su país, por nuestro país. Ojalá quede alguien para protestar cuando te toque a ti ser la víctima de la “justicia” robolucionaria o del latrocinio bolivariasno. Ojalá crezca el número de venezolanos a los que les duele su Patria y no se contentan con “dejar hacer, dejar pasar”. No te creo cobarde, como algunos han dicho. Te creo indolente. El cobarde al menos tiene la excusa de su miedo. ¿Cuál es tu excusa? El futuro es la proyección del presente, y lo labramos día a día. Nuestros errores de hoy pesarán como loza lapidaria sobre las cabezas de nuestros hijos, y nuestros sacrificios actuales serán mañana compensados, para bien de nuestros descendientes. Empieza hoy a labrar un futuro digno para tus hijos. No dejes que la indolencia sea el signo de quienes hoy padecen esta dictadura que se encamina a la autocracia. No sigas justificando, con tu indolencia, la frase que nos endilgan en el exterior: “Venezuela tiene el gobierno que se merece”. Por tus hijos ¡LEVANTA LA VOZ!
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