Por: Ruth Capriles - ruthcapriles@yahoo.com - Reconociendo que ya estamos en un régimen de terror, ahora es tiempo de resistencia. Durante 10 años, hemos hecho oposición. Marchamos contra los sucesivos e innumerables abusos legales y violaciones constitucionales; introdujimos recursos constitucionales, revisiones, amparos, interpretaciones; convocamos a las urnas de votación por representantes de oposición o contra las violaciones de nuestros derechos; dijimos no y pretendimos contarnos en mayorías. Jugamos con los medios democráticos para oponernos a las medidas gubernamentales que violan nuestras libertades. Hoy parece que nuestros intentos han fracasado rotundamente y que el régimen de terror se ha instalado. El estímulo y connivencia con el hampa común en los más atroces actos de violencia, las nacionalizaciones masivas, la invasión de tierras, el saqueo del erario público, la mentira flagrante repetida ad infinitum, los sindicalistas muertos, los policías buenos sentenciados a prisión injusta, las violaciones constitucionales, la desobediencia oficial al mandato electoral, el atropello a los medios de comunicación independientes, el adoctrinamiento comunista obligado en las escuelas, el terrorismo oficial en la UCV y otras universidades, la penetración de la sociedad con mercenarios y terroristas extranjeros, en una lista innumerable, son signos que nos hacen sentir que hemos perdido el país. En realidad sólo es una fase, como sucede en toda lucha por la libertad. Hasta ahora hemos hecho oposición; pensábamos que lidiábamos en una arena democrática. Aprendidos ahora, reconociendo que ya estamos en un régimen de terror, es tiempo de resistencia. Resistencia no es marchar, votar, recurrir a los inefectivos medios legales; resistencia es otra cosa; es dejar de obedecer. Ahora nos toca resistencia y ella vendrá de los sectores afectados. Son los trabajadores y ciudadanos comunes quienes tenemos el poder de resistir. Resistencia pacífica, desobediencia civil, pausas, retardos y desidias. Ahora es que los venezolanos mostrarán la vieja estrategia ante el imperio arbitrario: "Se acata pero no se cumple".
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