La oración
es propiedad del corazón,
no de los labios,
que Dios no atiende las palabras del que ruega
sino que mira su corazón
Isidoro de Sevilla
es propiedad del corazón,
no de los labios,
que Dios no atiende las palabras del que ruega
sino que mira su corazón
Isidoro de Sevilla
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