Categorías: Partes de un barco - Interjecciones - Para otros usos de este término, véase carajo (desambiguación). Réplica de la Nao Santa María, donde se aprecia el carajo en el mástil mayor. El término carajo –cuya etimología latina probablemente comparte con la palabra italiana cazzo– es, en lenguaje popular, una de las formas de designar al pene, al mismo tiempo que una interjección de fastidio. Se cree que proviene del latín cassus o carassus, que por metáfora en jerga marinera se refería al mástil mayor, y luego por metonimia a la canastilla del palo mayor o nido de cuervos, de un navío a velas. En algunas partes de México cuando regañan a alguien se dice que lo Carajearon Sin embargo, es de notar que, a diferencia del término italiano, en ciertas regiones del ámbito hispanoparlante el significado de carajo como sinónimo de pene ha sido olvidado o es poco conocido, como es el caso de la Argentina, donde se usa casi exclusivamente como insulto o interjección. Como parte de una expresión mayor, "vete al carajo" es similar a "déjame en paz". Al parecer, el "mandar al carajo" a alguien deriva de uno de los más leves castigos que se infringían a la marinería: atar al castigado en lo más alto del palo mayor durante varias horas, lo que provocaba intensos mareos y náuseas. Anecdóticamente, en la Isla Grande de Chiloé, en el sur de Chile, la palabra carajo denomina a una variedad de papas, tubérculo proveniente del Perú, domesticado por los Incas y llevado a esta zona y que además ha tenido una amplia distribución en otras áreas geográficas del globo. Un posible origen anterior de esta palabra, que puede derivar en el ya comentado arriba (apuntado, entre otros, por el profesor Carlos Alonso del Real) es el término latino caracullum, aplicado a pivotes verticales incados en el suelo, como los menhires megalíticos o los empleados en el propio Imperio Romano para atar a reos de castigos físicos (por ejemplo, el que se describe para el azotamiento de Jesús de Nazaret), de donde devendría la expresión "mandar (a alguien) al carajo" como sinónimo de enviarlo a lugar nada grato. El carácter fálico que presentan estas estructuras de piedra incadas verticalmente en el suelo es evidente, de lo que se elaboraría fácilmente la metáfora. Con la conquista de la Gallaecia, en Hispañia, y la introducción del vino por los romanos en el noroeste de Hispania, los cultivos de vid hubieron de elevarse del ras de suelo debido a la menor insolación que los racimos reciben en esas latitudes. La abundancia de rocas graníticas en la zona y su tradicional uso para elaborar estructuras arquitectónicas desde épocas prehitóricas llevaron a su empleo para esta función en el cultivo vitícola, constituyendo un paisaje común el de los caracula, que llamaron la atención de los foráneos del boroeste hispano. Esto sigue constituyendo una característica distintiva del cultivo de vid en Galicia, Asturias y otras zonas del Noroeste de la Península Ibérica. Acaso de lo anterior devenga lo prolífico del término y sus derivados en el idioma gallego (carallo, escarallar, carallán...), en el portugués del norte (caralho, escaralhar, caralhão...) y en el asturiano accidental (caraxo...), de donde podría haber pasado al resto de la Península Ibérica (en donde se usa carajo, pero sin derivados extendidos) y a América (donde sí se observan derivados en ciertos territorios) merced a los amplios movimientos migratorios entre estas tierras y el noroeste de la Península Ibérica. Obtenido de http://es.wikipedia.org/wiki/Carajo.
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