Por: Por Reyna Arenas - Existen en el mercado más de 100 variedades de antioxidantes (AO) que prometen la fuente de la juventud en tabletas, pastillas o cremas. En palabras del doctor Umberto Cornelli, ex Presidente de la Sociedad Europea de Nutrición, 95 de ellos no son efectivos. Incluso un consumo excesivo tendrá efectos negativos en la salud, como cálculos en riñón, cáncer de piel o leucemias en niños. Los radicales libres (RL), considerados los “malos de la peli”, son producidos por nuestro cuerpo en cantidades moderadas. Hablando a su favor, ellos luchan diariamente contra bacterias y virus, participan en la estructura de proteínas y controlan el tono muscular. Pero son muy inestables, ya que poseen un electrón “voluble y solitario” que se quiere ir con todos y puede alterar el equilibrio celular. En una persona sana, después de cumplir su función y a través de reacciones químicas celulares, los RL son neutralizados por los “superhéroes”: AO naturales que protegen al organismo de una reacción de oxidación en cadena totalmente autodestructiva al “atrapar” a los electrones “volubles”. El mantener a raya a los RL es un evento constante y natural. El problema empieza cuando nuestro cuerpo debe soportar una excesiva carga de RL durante varios años, debido a ambientes contaminados, exceso de radiaciones solares, tabaquismo y consumo elevado de carnes rojas y lácteos (¡oh no! otra vez los mismos culpables). Los precursores de los AO naturales los obtenemos de la mayoría de los alimentos. Así que antes de adquirir un suplemento comercial, mejor y más económico será aumentar el consumo de frutas, verduras frescas y carnes magras. Qué tal comer más arándanos, cerezas, ciruelas, frambuesas o zarzamoras. O ensaladas de germinado de trigo, berenjena, espinacas con aceite de oliva acompañadas de una copa de vino. Sólo por sugerir algo. En los años 90 se administraron dosis elevadas de AO a personas con enfermedades crónicas, hecho que fracasó y algunos pacientes murieron. Esto se debió a un desequilibrio entre la oxidación (RL) y el sistema antioxidante (AO) del cuerpo. A este fenómeno se le conoce como estrés oxidativo. Todos los AO comerciales contienen mezclas diferentes y poco específicas. Se corre el riesgo de que adquieran dosis tóxicas y volverse pro-oxidantes con el paso del tiempo. Un efecto paradójico. Además los AO naturales son específicos de grupos celulares, los que reparan el cerebro son unos, los del intestino, otros. El nivel de estrés oxidante debe ser diagnosticado por un médico de manera individual y así administrar la cantidad adecuada de los AO en caso de necesitarlos. Una dieta equilibrada vuelve a ser la mejor respuesta. Ya que aún no hay evidencia clara de que consumir productos con AO retrase o prevenga la vejez o cure enfermedades. Ver en este enlace: Una dieta antioxidante
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su Comentario