Chismosa, calumniadora,
arrabalera, gritona.
Ya, cuando se envalentona,
furiosa , amenazadora,
a esta fecha y esta hora,
no hay humano que se asombre.
Todos saben, por su nombre,
que sufre una histeria innata…
Pero, ¡por Dios, si se trata
de quien se dice el más hombre!.
Ofender a la mujer,
en público, a voz en cuello,
en lugar de un atropello
a tan exquisito ser,
a nuestro modo de ver,
sobrepasa el salvajismo,
es la hombría en el abismo,
lo viril en un chiquero,
la ausencia del caballero,
es ofenderse a sí mismo.
arrabalera, gritona.
Ya, cuando se envalentona,
furiosa , amenazadora,
a esta fecha y esta hora,
no hay humano que se asombre.
Todos saben, por su nombre,
que sufre una histeria innata…
Pero, ¡por Dios, si se trata
de quien se dice el más hombre!.
Ofender a la mujer,
en público, a voz en cuello,
en lugar de un atropello
a tan exquisito ser,
a nuestro modo de ver,
sobrepasa el salvajismo,
es la hombría en el abismo,
lo viril en un chiquero,
la ausencia del caballero,
es ofenderse a sí mismo.
Octavio Montiel
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