Por: Gustavo Coronel - El narcisismo es una aflición de la personalidad que puede llegar a entrar al territorio de la locura y de la muerte. La personalidad narcisista piensa que es superior y merecedora de tratamiento y privilegios especiales. No se considera atado a las mismas reglas que rigen la conducta de seres humanos “corrientes”. Considera que otras personas deben satisfacer sus deseos de manera irrestricta. Los demás, piensa, deben reconocer su brilllantez. Las necesidades ajenas no deben interferir con sus propias necesidades. Un caso claro de narcisismo es el de Hugo Chávez. Así lo diagnosticó publicamente, hace algun tiempo, su psiquiatra, el Dr. Edmundo Chirinos. En esa ocasión, Chirinos dijo de Chávez: “es vanidoso, tiene rasgos narcisistas, es autoritario, de piel sensible, muy astuto.”. Sobre el desequilibrio mental de Hugo Chávez hemos hablado antes, ya que lo que está a la vista no necesita anteojos. Hoy queremos comentar sobre alguien tan o más narcisista que Chávez, quien vive hoy una tragedia venezolana que parece ser el resultado de su personalidad sedienta de prestigio y de admiración, una personalidad convencida de su superioridad sobre los demás. Me refiero al psiquiatra de Hugo Chávez, el Dr. Edmundo Chirinos. Chirinos se encuentra hoy involucrado en la muerte violenta de una joven de 19 años, una muchacha que tenía, a juzgar por su blog, serios transtornos psicológicos. Esta joven apareció muerta, no sabemos la causa exacta de la muerte, en matorrales de la capital, botada como quien bota un saco de basura. El contenido del blog de la joven, lo allí escrito, ha llevado a la policía a pensar que el Dr. Chirinos pudiera haber estado envuelto en el crimen, aunque ello está aún en una etapa de investigación que no permite al público llegar a conclusiones sobre la culpabilidad del Dr. Chirinos. En mi opinión, el Dr. Chirinos es inocente de ese horrendo crimen hasta que no se le demuestre lo contrario. La tragedia del Dr. Chirinos radica, en mi opinión, en el hecho de estar mencionado en un hecho tan horrendo. Aunque lo dicho por la joven en su blog puede ser un simple producto de su imaginación, ya transtornada, no es menos cierto que fue la paciente del Dr. Chirinos y que desarrolló con el una relación sentimental, sexual según ella, de simple transferencia típica en estos casos, según él. El asunto se le complica al Dr. Chirinos por sus antecedentes. Ya en sus declaraciones a Globovisión, muy serenas por cierto, se le escapó un comentario muy revelador. Dijo, más o menos: “Me sorprende que con tantos jovenes que mueren asesinados [hoy en dia] le den tanto relieve a este caso”. No puedo asegurar que estas fueron sus palabras exactas pero si representan el sentido exacto de lo que dijo. Ello demuestra una gran insensibilidad, la cual encaja dentro del sentido de superioridad y de ser “especial”que aflige a las personalidades narcisistas. La naturaleza narcisista extrema del Dr. Chirinos aparece diafanamente en sus actuaciones públicas. En una entrevista dada a Elizabeth Fuentes para El Nacional, el recién nombrado Rector de la Universidad Central de Venezuela (1984) afirmaba, entre muchas otras cosas igualmente grotescas, que “el era un inveterado Don Juan”, que sus “relaciones sentimentales solo duraban de una semana a tres meses”, que “todas las mujeres que el habia tenido habían quedado agradecidas” y que “no sabía cuantificar cuantas eran”. Por algun tiempo guardé esta entrevista porque no podia creer que estas fueran las palabras del nuevo rector de nuestra universidad más importante y, mucho menos, las de un psiquiatra en ejercicio, cuya profesión se presta tanto a eso que el Dr. Chirinos menciona como “transferencias”, en sus declaraciones a Globovisión. Poner a un narcisista como pisquiatra de gente insegura y perturbada es como poner a Drácula a cuidar el banco de sangre, ya que Drácula suele ser también una persona insegura y perturbada. Tiempo después, no recuerdo el año, el Dr. Chirinos fue brevemente retenido por la policía al ser encontrado, ligeramente vestido o sin ropa, en una calle de Altamira en la madrugada, pintando consignas en las paredes que decían: “Chirinos salvará a Venezuela”. Un documento revelador de su personalidad narcisista es el esbozo autobiográfico que escribió para la Universidad Central. Allí el Dr. Chirinos alega, entre muchas otras cosas:· Haberse encontrado y conversado con Herman Hesse, el autor de “El Lobo Estepario", en Alemania;· Haber convencido a Ana Freud en Londres para que convirtiese la casa de su padre, Sigmund, en un museo;· Haber presentado en París, ante “la audiencia más calificada del mundo” un trabajo llamado: “Los indicadores Psicofisiológicos de posibles variables neurotipológicas de la personalidad”; · Haber encabezado la primera delegación venezolana de reconocimiento a los sandinistas;· Haber asesorado a Chávez, llevado por Luis Miquilena;· Haber logrado la disolución del Congreso Nacional en 1999;· Haber asesorado a Larrazabal para integrar su gabinete;· Haber hecho nombrar a Julio de Armas rector de la UCV;· Haberse entrevistado con Bertrand Russel;· Haber conversado mucho con Allende a quien consideraba “petulante”;· Haber tenido una reunión con Fidel, el Ché y Allende;· Haber reinventado el amor con muchas mujeres; . Haber compartido una amante con Luis Miquilena. Haber practicado la eutanasia a Kotepa Delgado. Probablemente algunas de estas experiencias fueron ciertas, o quizás todas fueron ciertas en alguna medida, pero no solo es inelegante mencionar muchas de ellas sino que la mayoría de lucen como adornadas, como el producto de una vida a lo Walter Mitty, deseos incorporados a una realidad imaginada.Lo cierto es que el narcisismo puede ser muy peligroso, no solo para quien lo que practica, sino para quienes estan a su alrededor, ya sean gobernados o pacientes. Esperemos que el Dr. Chirinos no sea culpable. Mejor aún, esperemos que se haga justicia en el caso de la infortunada joven asesinada y botada entre los matorrales de un país que se ha convertido en una jungla podrida. Ya no es posible aceptar en silencio tanto crimen, tanta corrupción, tanta impunidad.
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