Desde Italia - Paolo Montanari Tigri - p.montanaritigri@fastwebnet.it- http://www.el-carabobeno.com/impresa/index.html - El exceso de apasionamiento de tanta gente por su líder carismático a veces llega al extremo de justificar los tantos errores cometidos y de minimizar todas las dificultades que confronta el país, atribuyendo toda responsabilidad a las personas que lo rodean. Es un verdadero caso patológico de ofuscación mental. Por ejemplo, si no hay seguridad y la vida de los ciudadanos y de sus bienes está en permanente peligro, la culpa no es del gobierno sino de... la policía ineficiente, si hay desabastecimiento, la culpa es... de los funcionarios respectivos y de los acaparadores, si hay una inflación galopante que disminuye drásticamente el poder adquisitivo de los sueldos, la culpa es de... los encargados de las finanzas públicas o del Ministro de la Economía que es un incapaz, si hay una corrupción vergonzosa en todos los sectores de la sociedad, la culpa... es de la descentralizació n que impide un control eficaz por parte del Ejecutivo. Y así, la frase trillada y repetitiva en estos casos es siempre la misma: "Tenemos a un líder realmente extraordinario, a un verdadero innovador por sus ideas auténticamente revolucionarias pero... lamentablemente las personas que lo rodean y que deberían ser el soporte fundamental de su programa de gobierno, son unos incapaces y unos corruptos que piensan sólo en enriquecerse" , pasando por alto -cosa de una gravedad inmensa- que esas mismas personas están allí porque ese "líder" todopoderoso las ha puesto en ese lugar. Y eso es tristemente normal en toda dictadura. Recuerdo, por ejemplo, que los más fanáticos admiradores de Mussolini lo consideraban sencillamente "infalible", tanto es así que habían acuñado un famoso lema que rezaba justamente así: "Il Duce ha sempre ragione" (¡Mussolini siempre tiene la razón!), echándole la culpa por todos los problemas que confrontó Italia, a la gente que estaba a su alrededor. En otras palabras, se va creando el convencimiento de que el día en que ese tan idolatrado "líder" pueda controlar y centralizar todos los poderes en sus manos, el país finalmente podrá emprender el glorioso camino hacia la recuperación económica y social. El secreto de un buen gobierno, en cambio, estriba en saberse rodear de un grupo de colaboradores capaces, eficientes, honestos y competentes y cuando eso suceda, ¡los resultados vienen solos!. Es evidente entonces que si ese "líder" no sabe rodearse de gente "capaz, eficiente, honesta y competente" es porque él "no es capaz, no es eficiente, no es honesto y no es competente". Frente a esa irrefutable realidad, es imperativo entonces tener la suficiente "apertura mental" para valorar la situación del país con discernimiento, con clarividencia, con suficiente lucidez y sin esa exaltación ideológica que ofusca la mente e impide apreciar con objetividad lo que realmente está sucediendo. No tomar conciencia de eso, me parece el "colmo del fanatismo"!.
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