Renato casi no vio a la señora, en el auto parado al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero se dió cuenta que ella necesitaba de ayuda. Asi paro su auto y se acercó. El auto de la señora olía a tinta, de tan nuevo. La señora penso que pudiera ser un asaltante? El no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento. Renato percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: “Estoy aqui para ayudarla madame, no se preocupe. Por que no espera en el auto que está más calientito? A propósito, mi nombre es Renato”. Bueno, lo que pasaba es que ella tenía una llanta pinchada y para colmo era una señora de edad avanzada,algo bastante incomodo. Renato se agacho, colocó el gato mecánico y levantó el auto. Luego yá estaba cambiando la llanta. Pero quedo un poco sucio y con una herida en una de las manos. Cuando apretaba las tuercas de la rueda ella abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no era del lugar, que solo estaba de paso por alli y que no sabía como agradecer por la preciosa ayuda. Renato apenas sonrrió mientras se levantaba. Ella preguntó cuanto le debía. Ya había imaginado todas las cosas terríbles que podrían haber pasado si Renato no hubiese parado para socorrerla. Renato no pensaba en dinero, le Gustaba ayudar a las personas. Este era su modo de vivir. Y respondió: “Si realmente quisiera pagarme, la próxima vez que encontrase a alguien que precise de ayuda, dele a esa persona la ayuda que ella precise y acuerdese de mi”. Algunos kilometros después la señora se detuvo en un pequeño restaurant, la camarera vino hasta ella y le trajo una toalla limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una dulce sonrisa. La señora notó que la camarera estaba con casi ocho meses de embarazo, pero la misma no dejó que la tensión y los dolores le cambiaran su actitud. La señora quedó curiosa en saber como alguien que teniendo tan poco, podía tratar tan bien a un extraño. Entonces se acordó de Renato. Después que termino su comida, y mientras la camarera buscaba cambio, la señora se retiro. Cuando la camarera volvio quiso saber donde la señora pudo haber ido, cuando noto algo escrito en la servilleta, sobre la cual tenía 4 billetes de $100,00. Le cayeron las lágrimas de sus ojos cuando leyo lo que la señora escribió. Decía: - Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudo hoy y de la misma forma te estoy ayudando. Si tú realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes que este círculo de amor termine contigo, ayuda a alguien. Aquella noche, cuando fue a casa, cansada se acostó en la cama, su marido ya estaba durmiendo y ella quedó pensando en el dinero y en lo que la señora dejó escrito. Como puede esa señora saber cuanto ella y el marido precisaban de aquel dinero? Con el bebe que estaba por nacer el próximo mes, todo estaba difícil. Quedo pensando en la bendición que había recibido, y dió una gran sonrisa. Agradeció a Dios y se volvió hacia su preocupado marido que dormía a su lado, le dió un beso suave y susurró: -Todo estará bien; te amo...Renato!.
¡LA VIDA ES ASI... UN ESPEJO... TODO LO QUE TÚ DAS, VUELVE A TI!.
¡LA VIDA ES ASI... UN ESPEJO... TODO LO QUE TÚ DAS, VUELVE A TI!.
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