sábado, 29 de septiembre de 2018

La supervivencia del TSJ legítimo

Por Luis Manuel Aguana

Es posible que esto que voy a afirmar sea malinterpretado: no me preocupa tanto la caída del régimen como lo que venga después. El régimen mas temprano que tarde caerá porque es inviable. Pero este no caerá solo. También amenaza con caer todo el colaboracionismo asociado, al punto que en su intento de defender la corrupción interna que también tienen, como bien lo indicó la Procuraduría de Brasil con las declaraciones del encargado en Venezuela de Odebrecht, pretenden destruir al único Poder legítimo que en su corta existencia ha dado más muestras de estar con el pueblo de Venezuela y luchar por el retorno del Estado de Derecho que ningún otro que hayamos tenido: el Tribunal Supremo de Justicia legitimo en el exilio.
De allí las declaraciones y pronunciamientos en contra de la legitimidad del Alto Tribunal en el exilio de los Magistrados que han renunciado al TSJ legitimo, por considerar, de acuerdo a las palabras de uno de ellos, “…no estar de acuerdo” en lo que considera “que son decisiones inejecutables” (ver declaraciones de Alejandro Rebolledo, en http://www.noticierodigital.com/2018/09/alejandro-rebolledo-sigo-siendo-magistrado-no-del-tsj-exilio/).
Mal momento para darse cuenta de eso, aun cuando lo de las “decisiones inejecutables” sea más una excusa de quienes si aceptaron juramentarse en la sede de la OEA en Washington como Tribunal Supremo de Justicia y ostentaban esa condición fuera del país. ¿Es que antes si creían que las decisiones de ese Tribunal serian “ejecutables”? Estos Magistrados no participaron ni firmaron en las sentencias históricas del TSJ legítimo, como la del Sistema Electoral del 13 de Junio de 2018 ni la sentencia condenatoria de Nicolás Maduro el 15 de Agosto de 2018. ¿Estaban esos Magistrados en desacuerdo con esas sentencias? No lo sabemos porque ni siquiera firmaron ni salvaron su voto en ninguna de ellas…La pregunta es inmediata ¿a qué o a quienes quiénes responden esas renuncias? ¿Cuál es el motivo a que sea ahora y no antes que los Magistrados renunciantes “descubrieran” que las sentencias del TSJ-L eran “inejecutables”? Eso es lo que tenemos que preguntarnos los venezolanos, no si el TSJ-L está perdiendo legitimidad a consecuencia de la deserción de estos personajes.
Pero lo de lo de las “sentencias inejecutables” ya lo ha respondido varias veces el Dr. José Vicente Haro: “son tan ejecutables como las boletas de excarcelación de los presos políticos” (ver Una Boleta de Excarcelación para Venezuela, en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/09/una-boleta-de-excarcelacion-para.html). Si no se hacen valer quedan para ser plastificadas y mostradas públicamente en los cuellos de los familiares de los presos políticos. ¡Son los Magistrados, los venezolanos todos, los que vivimos y no vivimos en Venezuela, investidos o no de autoridad, quienes tenemos la responsabilidad constitucional (Articulo 333) de restituir el orden constitucional!
Si esa es la excusa que dan para escabullirse de la responsabilidad que les dio el pueblo a través de la Asamblea Nacional, y si esa es la catadura de los Magistrados que decidieron renunciar al TSJ legítimo –por ellos o por órdenes de alguien-, bienvenidas sean esas renuncias. Venezuela requiere de venezolanos –ni siquiera de Magistrados- que verdaderamente se entreguen a la lucha por el rescate institucional del país, como así lo han demostrado los Magistrados que si decidieron cumplir rigurosamente su obligación para realizar el trabajo por el que juraron. Y eso, como en aquella cuña de la tarjeta de crédito, no tiene precio. Eso es lo que no alcanzarán a entender nunca los Magistrados que están dejando el pelero.
Y eso no es fácil. Si estos Magistrados renunciantes no estaban dispuestos a eso desde el principio entonces debieron quedarse tranquilamente en sus actividades profesionales. Pero ellos al parecer se postularon buscando figuración personal en esta hora menguada de Venezuela. ¡Qué vergüenza! Y eso es lo que todavía no se acaba de entender. Quienes asumen responsabilidades ahora tienen obligaciones de vida con el pueblo de Venezuela. Y si hay alguien que no lo haya entendido todavía ese no es el individuo con el que podemos contar para sacar a Venezuela de este gravísimo hueco donde estamos todos. En lo personal pienso que no se les debería confiar en el futuro ni un puesto de portero de Ministerio, así tengan todas las credenciales del planeta, con el perdón de los honorables porteros.
Pero lo verdaderamente importante no es que estos Magistrados se hayan ido, en un vano intento de desarticular al TSJ legítimo, sino lo que se esconde detrás de eso. El retraso de la publicación de la sentencia definitiva y motivada de Nicolás Maduro Moros por corrupción propia y legitimación de capitales, es el centro de este debate. Existen fuerzas muy importantes que operan presionando al Alto Tribunal para que el documento definitivo contentivo de los detalles del juicio, así como de la orden de investigación a todos los mencionados por el Ministerio Público en el cúmulo de pruebas aportadas por la Procuraduría de Brasil, incluyendo a Henrique Capriles, se retrase a un punto tal que primero se deshaga el TSJ legitimo antes de que esa sentencia sea publicada con esa orden de investigación. Así será el tamaño de la corrupción opositora que prefiere que no sea remitida una sentencia condenatoria en blanco y negro del delincuente Maduro, en todos los idiomas y a todos los países y policías del mundo, con tal de que no se ventile un caso de corrupción propia, dejando que un delincuente siga montado en la Primera Magistratura acabando con Venezuela y se pasee por el mundo ofendiendo el gentilicio venezolano.
Esa actitud de la oposición oficial impediría dos importantes puntos que favorecerían a las fuerzas que operan de manera encubierta para el régimen y en contra del TSJ-L: 1) que el TSJ legitimo designe a un Gobierno de Emergencia Nacional como lo hemos solicitado varios venezolanos ante ese Alto Tribunal en diferentes recursos, posterior a la publicación motivada de la sentencia de Maduro; y 2) que se someta a una investigación el escándalo de Odebrecht, pero esta vez del lado de la oposición oficial.
Ya estos se encuentran en la fase preparativa para convencer a los venezolanos de ir a unas elecciones de concejales para diciembre y peor aún, llevar a votar a los venezolanos para medirse –de nuevo- en un referendo aprobatorio de una nueva Constitución, producto de la ilegitima Asamblea Constituyente del régimen. El colaboracionismo funcionando a plena marcha en dos frentes: 1) el exterior, en su afán de destruir conjuntamente al TSJ legítimo cosa que les daría beneficios a ambos; y 2) el interior, a través del continuismo electoral con la imposición negociada de una nueva Constitución a los venezolanos.
Los venezolanos debemos decidir entre seguir creyendo en quienes han permitido el continuismo de este régimen criminal o apoyar a aquellos que están luchando con las uñas en el exterior para darle un “parao” definitivo a la dictadura. Sin embargo las agallas de quienes esperan ansiosamente el poder después de Maduro son infinitas. Están también tomando medidas para evitar igualmente no quedar afuera en el caso que la caída del régimen sea abrupta. Y lo que viene puede ser peor si no nos ocupamos de eso ahora, impulsando a que se tome una decisión que obligue una representación legítima y constitucional de los venezolanos en el exilio, previo a que los acontecimientos lleven a la Comunidad Internacional a hacer valer el principio de Responsabilidad de Proteger (R2P) a la población de quienes están causando muerte y dolor en Venezuela.
No hay que ser adivino para saber que los dinosaurios de la política tradicional están jugando “hard ball” para evitar no perder sus opciones de poder en la caída del régimen de Maduro. Se hace indispensable que el TSJ legítimo sobreviva a los ataques del régimen y su oposición. Si el Alto Tribunal en el exilio, por toda esa madeja de intereses bastardos de la oposición oficial como agente encubierto del régimen de Maduro, no logra publicar al mundo su sentencia motivada definitiva para que en un próximo futuro se haga justicia, encerrando a Nicolás Maduro Moros en Ramo Verde por 18 años y 3 meses por corrupción, habremos perdido todos los venezolanos, no solo a quienes han hecho un esfuerzo sobrehumano para mantener una luz encendida de esperanza y un frente de lucha institucional, sino la posibilidad de poder encausar desde el exilio a un Gobierno de Emergencia Nacional que conduzca una transición lo menos traumática posible.
Es por eso que no es conveniente para quienes le han hecho un daño terrible a Venezuela desde la oposición oficial que exista la figura de un Tribunal Supremo de Justicia verdaderamente independiente tomando decisiones sin las directrices de los jefes de los partidos que manejan la Asamblea Nacional. Los próximos días serán cruciales para la supervivencia, no solo del TSJ legítimo en el exilio, sino de una posibilidad, como tantas otras que hemos tenido en el pasado y que hemos desperdiciado para salir del régimen a la brevedad posible. No permitamos que eso suceda de nuevo…
Caracas, 29 de Septiembre de 2018
Twitter:@laguana

domingo, 23 de septiembre de 2018

Vamos a luchar… ¡Por amor!













En algún momento leí:
Ojalá que no te pierdas nunca
Pero si te pierdes:
Ojalá te pierdas tanto que no te encuentren tus miedos

Ojalá te pierdas tanto que no te encuentren tus no puedo.
Ojalá te pierdas tanto que no te encuentren tus ataduras y enredos
Ojalá te pierdas tanto que te acabes encontrando

La vida está llena de accidentes, enfermedades, contratiempos, separaciones, sufrimientos, sucesos duros, que alteran la psiquis de cualquiera. Cierto también que está lleno de los antónimos de todo lo nombrado. Pero cuando sucede algo que nos parte en dos, que nos destroza el alma, que nos hace sentirnos indefensos, maltratados, víctimas, que nos saca de nuestra zona de confort la sensación es terrible.
Cierto es que muchos enfrentan estas cosas con más fuerza y naturalidad, dependiendo del suceso, y otros no tienen ese espíritu de lucha. Unos pelean y otros se rinden. Unos ganan, otros pierden. Unos levantan su cabeza y otros la agachan.
He visto gente que se les acaba el mundo cuando se les va el wifi o pierden su teléfono. He visto gente capaz de aguantar todos los vaivenes de la vida común y simple y ser incapaces de soportar una pérdida. También he visto gente a la que le pasa de todo y otros que no les pasa nada. He visto gente que son unos luchadores natos y lo pelean todo, y también he visto personas llenas de pusilanimidad incapaces de arquear una ceja sin que sea un apocalipsis para ellos.
Seamos como seamos todos, tarde o temprano, vamos a vivir momentos duros, duros de verdad, duros para nuestra mente, para nuestro cuerpo, para nuestro corazón. Todos vamos a vivir la enfermedad, la muerte, la pérdida, la injusticia, el abandono; todos en gran medida o menos, vamos  a llorar por estas cosas y vamos a tener que luchar o rendirnos, perecer o vencer.
No soy de los que piensan que todo debe ser luchado, siempre he creído que se debe luchar solo con gente que esté a la altura del conflicto y siempre he creído que en todo debemos buscar la victoria.
A veces hay que saber retirarse a tiempo, a veces hay que morir con las botas puestas, a veces deberemos huir y otras deberemos pelear con vehemencia. La sabiduría, el saber actuar y sopesar todo, un momento para pensarlo en frio, es lo que se necesita para lidiar tales circunstancias. La frase “de nada sirve ganar el mundo si pierdes tu alma” es un ejemplo de lo que quiero dar a entender. Si en una hipotética balanza colocamos la defensa a ultranza, la lucha sin descanso, y en el otro platillo colocamos todo el sufrimiento que nos está acarreando, quizás ganar el mundo no sea tan buena idea y sí conservar nuestra alma.
No rendirse es una forma más de vivir, hacer de nuestra vida una lucha constante, la cosa está en que debemos escoger bien a nuestros enemigos, pues muchas veces no son tales sino más bien una recreación mental de nuestra sombra, de nuestros miedos. Yo creo que lo único que merece una lucha constante y sin descanso, hasta la extenuación o la muerte, son aquellas batallas luchadas por el amor, por un amor no egoísta, por un Amor con mayúscula. Quizás, o no tan quizás, el resto de batallas no merezcan la pena y sean un mero entretenimiento sin sentido de nuestras vidas.
El sentido de nuestras vidas pueden ser un misterio insondable, pero que la búsqueda del mismo y esa lucha infatigable esté impulsada y mantenida por el Amor.

Alguien escribió:
Que seas lo suficientemente fuerte para navegar tus tormentas y te respetes tanto como para admirar el tamaño de tus olas. Solo aceptando tus emociones es que lograras empezar a regularlas.

martes, 4 de septiembre de 2018

La verdad sobre el Titanic


Lo que se siembra, se recoge

Una historia real, sucedió en 1892 en la Universidad de Stanford, Estados Unidos.

Un joven huérfano de 18 años tenía problemas económicos y no podía financiar sus estudios. Entonces, junto con su amigo, decidieron montar un recital para conseguir fondos para su educación. Ellos contactaron con Ignacy J. Paderewski un afamado pianista en ese entonces. Hablaron con su agente y acordaron que tenían que pagarle $2000 dólares por el recital.

Pocos días después el recital se dio a cabo en la Universidad de Stanford pero lastimosamente los dos estudiantes no pudieron vender suficientes boletas y sólo lograron recaudar $1600 dólares. Buscaron a Paderewski, le explicaron lo sucedido y le dieron los $1600 dólares y un cheque de $400 dólares por lo que restaba con la promesa de conseguir el dinero lo más pronto posible.

Paderewski se rehusó a recibir el dinero y el cheque y les dijo: “Tomen el dinero, recuperen lo que invirtieron en el recital, paguen sus estudios y me envían lo que haya sobrado de ese dinero”. Los estudiantes le agradecieron profundamente.

Años más tarde, Paderewski sería nombrado presidente de Polonia y para su mala suerte la Primera Guerra Mundial comenzó dejando a Polonia completamente devastada y con su pueblo muriendo de hambre. Paderewski no sabía a quién pedir ayuda, así que se comunicó con el Departamento de Alimentos en Estados Unidos el cual tenía como director a un tal Herbert Hoover, el mismo que sería nombrado presidente años después. Hoover al recibir el pedido de Paderewski envió toneladas de comida y ayuda a Polonia, la cual ayudaría a salvar a los polacos de la catástrofe.

Tiempo después, Paderewski quiso agradecer personalmente a Hoover por la ayuda recibida y viajó a Estados Unidos. Una vez ahí, se reunió con Hoover y cuando comenzaba a darle las gracias, Hoover le interrumpió y le dijo: “No tiene nada que agradecerme Señor Presidente. Quizás no lo recuerde pero muchos años atrás usted ayudó a unos estudiantes a financiar sus estudios con un recital de piano y yo era uno de esos estudiantes.”

Hacer actos buenos sin esperar ninguna recompensa es indudablemente una acción caritativa de un hombre con alta moralidad y virtud. La amabilidad y compasión genuinas brillan a través de las edades y no se desvanece con el paso del tiempo.

La mayoría de las personas sólo piensan: "Si le ayudo, ¿qué recibo yo?" Las mentes superiores piensan: “Si yo no los ayudo, ¿qué pasará con ellos?"