lunes, 31 de octubre de 2016

Vladimir Padrino López

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por: Robert Gilles Redondeo


La prudencia con la que el señor Ministro de la Defensa había actuado algunas veces y que le valió para mostrarse como un hombre institucionalista, con amplio respaldo en las filas castrenses y los tímidos elogios de algunos voceros de la dirigencia opositora y las infaltables malas miradas de sus camaradas de partido, no había convencido a la mayoría del país que determinadas circunstancias confió en él y en su prudencia. 
Pero de repente el hombre que nunca perdía la compostura ni los buenos modales, aunque siempre extravió su cordura militar para manifestar su desequilibrio político, apareció rodeado de una cúpula militar que sólo puede avergonzar dolorosamente a los venezolanos. ¿Por qué? Porque nadie da ni medio bolívar por quienes otrora tiempo fueron ensalzados por sus épicas hazañas libertadoras y de defensa de la soberanía nacional. En la cúpula militar no hay nadie que valga la pena. Y lejos de hacer la odiosa generalización, me temo que el maridaje del vicio y las armas permite decir que dentro de la Fuerza Armada Nacional poco o nada puede salvarse. 
Padrino López ha vejado al país de forma insolente y desvergonzada. ¡Cuánto cinismo! ¡Cuánto ultraje! ¡Qué fácil entrar a una discusión con fúsil en mano para hacerse parecer al mero macho! ¿Hasta cuándo se seguirá vejando y postrando de forma inmisericorde a Venezuela ante esta banda de vulgares malhechores? 
Venezuela que ha esperado en su mesías de uniforme, pues son quienes pueden cambiar de forma abrupta y rápida la tragedia que padecemos, ha visto con estupor esta declaración de lealtad a un vivo que está enajenado mentalmente y ejerce de forma ilegítima la Presidencia de la República; a un muerto, bien muerto, que es el autor intelectual de este crimen que se sigue perpetrando con total impunidad y contubernio con las Fuerzas Armadas. Por si fuera poco, la escena que declaraba amor ideológico y lealtad al proceso revolucionario se hizo bajo la gráfica de ese adefesio “artístico” con el cual se nos intentó suplantar a Simón Bolívar, El Libertador. El predilecto oligarca caraqueño que una vez maldijo a los soldados que apuntaban sus armas contra el pueblo. 
Pero la afrenta no es la declaratoria de amor revolucionario entre ese cúpula podrida que acompaña a Padrino López y a ese grupo de personas que se aferra al poder haciendo del Estado un ente fallido y forajido. La afrenta es que el Alto Mando Militar no le haya dado la cara al país para explicar la existencia de los grupos paramilitares llamados colectivos que usan armas propiedad de la nación; la afrenta es que el Vladimir Padrino no se pronuncie como el más alto jerarca militar activo que es en torno a un hecho tan grave como la detención en flagrancia por tráfico de drogas de los sobrinos del “Presidente de la República y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional”; práctica delictiva que además involucra a otro hombre en armas que es Néstor Reverol, actual Ministro de Interior y Justicia, y a un sinnúmero de oficiales activos que casi a diario caen con kilos y kilos de drogas. Afrenta es que los enviados de los hermanos Castro desde La Habana comanden y dirijan las acciones más sumarias de la República en el área militar. Afrenta es que las FARC y todos los grupos irregulares de la vecina Colombia hagan y deshagan en la frontera. Afrenta es que el ministro Padrino López no le haya dejado las cosas claras a Guyana cuando se ha atrevido a mal entonarse con nosotros por causa del Esequibo que es venezolano. 
Esas y muchas más afrentas, además de las amenazas que se profieren desde los cuarteles contra la disidencia civil, avalan el sagrado derecho a la rebelión que ni con fusiles ni tanques podrán sofocar, porque habrá de recordarse que nuestra Independencia no se hizo hace doscientos años con ejércitos profesionales. Entonces hombres y mujeres “pata en el suelo” fueron quienes combatieron contra las históricas huestes imperiales españolas. El resultado de aquella quijotesca guerra fue esta nación libre que no dejaremos perder en manos tan sucias como las de Padrino López o sus amos.  A todas estas ni siquiera sabemos, quizá el Ministro de la Defensa tampoco, quién realmente manda en Venezuela. Si Diosdado, hombre fuerte del chavismo acusado de ser líder de un de los cartel de narcotráfico al que por cierto llaman de “los soles” por la masiva participación de oficiales de la Fuerza Armada. O si realmente es este individuo Nicolás Maduro que a todas luces padece de insania mental o al menos se sobremedica. 
No olvide el ministro Padrino el inexorable rumbo de los pueblos: la libertad y la justicia. Tarde o temprano el Sol de la libertad alumbrará y nada podrá hacer para impedirlo. La historia a veces es cruel contra quienes pretenden ser crueles, es decir, quienes con las armas al hombro tratan de imponer sus propios demonios. No es una amenaza esto último, es lección histórica. 
Ojala por un instante Vladimir Padrino López tuviera decencia y cordura, así podría presentar su renuncia ante el país, desvestirse de los harapos malolientes que lleva encima y hacer política. Sobre todo ahora que el final está más acá de la bendita vuelta de esquina que durante diecisiete años no hemos terminado de doblar. 

miércoles, 26 de octubre de 2016

Carta Abierta a Vladimir Padrino López








Ministro de la Defensa, en estos momentos que el país sufre la peor crisis de su historia republicana, motivada a un hamponil y moribundo proceso revolucionario que se niega a morir, valiéndose de ridículos argumentos leguleyicos emanado de un poder derivado en su mayoría por activistas políticos del partido de gobierno, desconociendo así la voluntad popular expresada constitucionalmente el día 6 de Diciembre del 2015, cuando de manera pacífica se eligió la mayoría calificada de la Asamblea Nacional Legislativa, representada por 112 diputados de indudable vocación democrática. General en Jefe Padrino López, ante esta demostración del ejercicio de la soberanía popular, sería un grave error como el máximo jefe militar de la Fuerza Armada Nacional, apoyar enfrentamientos entre la ciudadanía tal como instiga quien funge como presidente de la república con su altivo discurso que obedece a un enfermizo y aterrorizado ego, para impedir una de las maneras constitucionales de ejercer el poder soberano como lo es el referendo revocatorio y así mantenerse en el poder a sabiendas que es un presidente circunstancial quien jamás construyó su supuesto liderazgo.
General en Jefe, cuando Ud. asumió el cargo como jefe del Comando Estratégico Operacional de las Fuerza Armada Nacional, demostró ignorancia y adulación, porque un verdadero militar conoce que lo estratégico abarca un contexto y lo operacional otro, por lo cual doctrinariamente ambos contextos no pueden integrarse en uno.
Al permitir tal aberración, expone al ridículo al estamento militar venezolano, porque Ud. al igual que otros como yo, cursó estudios militares en E.E.U.U., cuando cursar estudios en ese país se consideraba un premio y un estímulo al esfuerzo y a la dedicación. Además que lo aprendido era para aplicarlo en nuestras otroras.
Fuerzas Armadas Nacionales, cuyo carácter democrático, la hacían una de las instituciones de más alto prestigio en el país y el mundo.
Pero Ud. al no tener el profesionalismo de elaborar un estudio de estado mayor para evitar la activación de tal adefesio copia del anacrónico, obsoleto e inoperante estamento militar cubano, lo cual colide con la doctrina militar universal, indica que no es más que un “cumple órdenes”, émulo de algunos oficiales rastreros que la misma institución militar los desprecia por no tener el valor de hacer valer los criterios propios y doctrinarios de la organización militar. Por ende terminaron involucrando a las Fuerzas Armadas en el abuso, la ineptitud y la incapacidad.
Si estas palabras le parecen un irrespeto, pues sepa que también lo considero un cobarde, al no hacer respetar los preceptos constitucionales contenidos en el artículo 328 de nuestra Constitución Nacional. Y todo ello por complacer a una dupla gubernamental compuesta por un lerdo ignorante y un corrupto abusivo (Maduro y Cabello), quienes en flagrante violación al texto constitucional y los derechos humanos, hunden al país en un infierno de miseria, valiéndose de un Tribunal Supremo de Justicia, con una Sala Constitucional de juristas del horror, y un alto mando militar cuyo único ejemplo es: “LA INMORALIDAD ES LA BASE DE LA DISCIPLINA”. No importándoles para nada, que lo que ellos llaman “pueblo”, sea devorado por los monstruos de la pobreza, la corrupción y la delincuencia.
Es necesario recordarle que su actitud ambigua de apelar a la constitución, pero a la vez apoyar en sus insanas e ilegítimas acciones a la dupla malévola, que lucha a toda costa por mantenerse en el poder, lo hace a Ud. igual cómplice de violación flagrante de Derechos Humanos, lo cual, muy bien sabido por los integrantes de las Fuerzas Armadas, jamás prescriben.
Entienda que no lo estoy constriñendo a que esgrima las armas de la República contra esta desgracia de gobierno, porque estoy seguro que no tiene la valentía ni la inteligencia para hacerlo. Pero bien podría negarse a cumplir órdenes abusivas, tal como lo hemos hecho algunos militares, hoy prisioneros políticos, sin garantías de juicios justos y en una dimensión sistemática de violación de derechos humanos, tal como han hecho con el General en Jefe Raúl Isaías Baduel e hijo, General Romer Mena, la Capitana Laided Salazar, muchos otros y mi persona, siendo lo único que falta, es llevarme a juicio sumario en total violación de mis derechos fundamentales, y me sentencien a fusilamiento en el paredón, lo cual no temo.
General Padrino López lo conmino a cumplir ante sus superiores, compañeros y subalternos, que se pronuncie públicamente en cuanto a los verdaderos principios enseñados en las escuelas militares, donde, en nuestra época nos bien formaron, explicando lo que significa para Ud., “…estar al servicio exclusivo de la nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna.” Tal cual establece el art. 328 de la CRBV. Así como aprobó y explicó la resolución 1.086 la cual permite aplicar fuerza letal al pueblo, cuando este proteste en justo reclamo a sus derechos.
Si Ud. o la dupla malévola se consideran irrespetados como autoridades constitucionales, por lo que expongo en este escrito, y arremeten nuevamente contra mi o mi familia, le recuerdo que Ud. y la dupla malévola, también irrespetan de manera grotesca y grosera al Primer Poder Público Nacional, como es la Asamblea Nacional Legislativa, tal como lo hacen en el decreto 2309 del 02 de mayo 2016, donde Maduro usurpa las competencias del pueblo venezolano propinando un golpe de estado contra el poder Legislativo, además de ofender con epítetos como: “asamblea oligarca y apátrida”. Entonces con cuál moral pueden reclamarme si ustedes no dan el ejemplo?
Bien sabe Ud. General que esa práctica de irrespeto y no dar el ejemplo dentro de las Fuerzas Armadas le decimos: INMORALIDAD!!!
Igualmente le recuerdo que cuando nos graduamos de oficiales, luego de recibir el sable de mando, nos obligaron a jurar ante Dios y la Patria, respetar y defender, las leyes e instituciones del país, aún a costa de nuestra vida. Y este juramento es la piedra angular de nuestro desempeño como militares. En atención a lo anterior le exijo respeto a la Asamblea Nacional Legislativa y a sus dignos diputados, los cuales fueron elegidos de manera constitucional, democrática y pacífica, por una gran y significativa mayoría de nuestro pueblo.
A pesar de mi limitada condición de salud física, mis cualidades mentales, son excelentes, y para nada me afecta el ensañamiento del cual he sido objeto durante cuatro años, donde me han mantenido secuestrado en lugares como La Tumba, El Helicoide y hoy en el Centro Nacional de Procesados Militares (Cárcel de Ramo Verde). Pero lo más importante es que mi espíritu y moral se mantienen incólumes a pesar de todas las violaciones a mis derechos fundamentales. Los ataques y cobardía de este régimen oprobioso me fortalecen.
Ministro, le advierto que ante la segura e inminente caída de este maligno régimen, seré uno de los acérrimos activistas para usted y algunos de sus antecesores ministros de la defensa sean juzgados por abandonar a sus subalternos y no dar el ejemplo, al irse tras destinos oscuros tal como los demostrados por esta terrible circunstancia, mal llamada “Revolución Bolivariana”.
Entienda bien General!, que cualquier acto represivo en mi contra, para nada me afecta porque tengo tres cualidades de las cuales Ud. y su alto mando carecen:
1.- Mi fe inquebrantable en Dios y la Virgen en quienes siempre he confiado y me han cumplido.
2.- Mi comprobada honradez, porque jamás he robado algo, y no poseo bienes de fortuna, que no sea mi sueldo con el cual he levantado a mis hijos profesionales ya.
3.- Mi desempeño profesional, ha sido en gran parte de mi carrera, desde el grado de Subteniente hasta el grado de Coronel en unidades de alto riesgo, combatiendo la narcoguerrilla, el delito rural, el secuestro y la extorsión, en riesgo permanente de mi vida.
Sólo respeto a Dios y a la Patria con sus dignos pobladores, a sus leyes, y a sus instituciones, ante las cuales juré defender aún a riesgo de mi vida. Y siempre lo haré, siendo mi injusta prisión prueba de ello.
POR ÚLTIMO LE RECUERDO AL VALIENTE PUEBLO DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA, QUE AUTORIDAD QUE ABUSA, E IRRESPETA LA LEY, Y VIOLA LOS DERECHOS HUMANOS, NI SE RESPETA…NI SE OBEDECE!!! (ARTÍCULOS 333 Y 350 DE LA CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA EN
CONCORDANCIA CON LA SENTENCIA NRO 24 DEL 22 DE ENERO DEL 2003 DEL TSJ).
Dios Y Patria
CORONEL (GN) JOSÉ DE JESÚS GÁMEZ BUSTAMANTE
C.I. Nro. V- 6.395.872
ORGULLOSAMENTE PRISIONERO POLÍTICO DE CONCIENCIA.

lunes, 24 de octubre de 2016

Enriquezca su Vocabulario



















Hamadríade, Hamadríada
En la mitología, ninfa de los bosques, que nace con un árbol y muere con él.

Umbrío, a
Dicho de un lugar: donde da poco el sol. 
Parte de terreno en que casi siempre hace sombra, por estar expuesta al norte.

Restallar 
Dicho de una cosa, como la honda o el látigo cuando se manejan o sacuden en el aire con violencia. 
Chasquear, estallar. 
Crujir, hacer fuerte ruido.

Agraz
Dicho de la uva y, por extensión de otros frutos: sin madurar. 
Desagradable, molesto.
Zumo que se saca de la uva no madura.  
Agrazada. Calderilla. Amargura, sin sabor, disgusto.

Ajorca
Especie de argolla de oro, plata u otro metal, usada por las mujeres para adornar las muñecas, brazos o gargantas de los pies.

Ilota
Esclavo de los lacedemonios. 
Persona que se halla o se considera desposeída de los derechos de ciudadano.

Lacedemonio, nia
Natural de Lacedemonia, país de la antigua Grecia.

Corro
Cerco que forma la gente para hablar, para solazarse, etc. 
Espacio que incluye un corro. Espacio circular o casi circular. 
Juego infantil en el que los participantes forman un círculo cogiéndose las manos y cantan dando vueltas en derredor.
Echar en corro o en el corro: decir en público algo para ver el efecto que hace.
Escupir en corro: Introducirse en la conversación.
Hacer corro: hacer lugar, apartando o apartándose la gente que está apiñada o reunida sin orden.
Hacer corro aparte: dicho de varias personas: Reunirse en un pequeño grupo dentro de una reunión mayor, para hablar entre sí.
Formar o seguir otro partido.

Laya1
Instrumento de hierro con cabo de madera, que sirve para labrar la tierra y revolverla. Lleva dos puntas y en la parte superior del cabo tiene una manija atravesada que se ase (del verbo "asir") con ambas manos para apretar con ellas al mismo tiempo que se aprieta con el pie.

Inextricable
Que no se puede desenredar; muy intrincado y confuso.

Politicastro, tra
Político inhábil, rastrero, mal intencionado, que actúa con fines y medios turbios.

Fauno
Semidiós de los campos y selvas. Hombre lascivo.

Broza
Conjunto de hojas, ramas, cortezas y otros despojos de las plantas. 
Desecho o desperdicio de algo. 
Conjunto de cosas inútiles dichas de palabra o por escrito.

Palustre1
Paleta de albañil.

Glauco, ca
Dicho de un color: verde claro. De color glauco.
Molusco gasterópodo marino, sin concha, de cinco a seis centímetros de largo, con cuerpo fusiforme, cuatro tentáculos cortos y tres pares de branquias en forma de aletas con las que respira y nada el animal; es de color azul con reflejos nacarados.

Enante1
Hierba de la familia de las umbelíferas, de 20 a 30 cm, con tallos angulosos, hojas divididas e lóbulos alargados y cuneiformes, flores blancas, fritos aovados con estrías y coronados por cinco dientecitos, y raíces cilíndricas terminadas por tubérculos globosos. Es planta venenosa común en los terrenos húmedos.

Linfa
Parte del plasma sanguíneo, que atraviesa las paredes de los vasoscapilares,  se difunde por los intersticios de los tejidos y, después de cargarse de sustancias producidas por la actividad de las células, entra en los vasos linfáticos por los cuales circula hasta incorporarse a la sangre venosa.

Nereida
Cada una de las ninfas que residían en el mar, y eran jóvenes hermosas de medio cuerpo arriba y peces en lo restante.

Tártago
Planta herbácea anual de la familia de las euforbiáceas, que crece hasta un metro de altura, con tallo corto, sencillo y garzo, holas lanceoladas, opuestas, en cruz, enteras y obtusas, flores unisexuales sin corola, y frutos eco, capsular, redondeado, con semillas arrugadas, del tamaño de cañamones. Tiene virtud purgante y emética muy fuerte y es común en España.
Disgusto que sobreviene por algún grave suceso, como la pérdida del caudal o de la salud.
Chasco pesado.

Prohombre
Hombre de personalidad muy destacada, que goza de gran consideración.
En los gremios de los artesanos: veedor o maestro del mismo oficio, que por su probidad y conocimientos se elegía para el gobierno del gremio.

viernes, 14 de octubre de 2016

De Mons. Mario Moronta

 
 
 
 
 


Sr. Hugbel Roa

Diputado a la Aasamble Nacional

De mi consideración



No suelo ni escribir ni responder “cartas públicas”. Pero la intervención suya en la Asamblea Naciones esté jueves 13 de octubre me obliga a dirigirle esta misiva pública por tres razones: una, ya que usted tuvo una intervención también pública donde hace mención de dos hermanos míos en la fe y la caridad, los cardenales Jorge Urosa y Baltazar Porra. Otra, porque los juicios emitidos en esa intervención contra ellos son difamatorios y ofensivos. Y la tercera, porque siendo pastor del pueblo de Dios, en comunión con mis hermanos obispos, tengo el derecho y el deber de cuidar al pueblo de Dios en su conocimiento de la verdad.

El Santo Padre Francisco ha vuelto a manifestar su cariño hacia Venezuela al designar a Mons Baltazar Porras, arzobispo de Mérida, entre los nuevos cardenales. Es un regalo para la Iglesia y para todas las personas de buena Voluntad que han recibido con beneplácito y alegría está noticia: así se ha visto reflejado en tantísimas y variadas manifestaciones desde el pasado domingo 9 de octubre. A la vez es un signo de esperanza en estos duros momentos de crisis que ataca la serenidad y la sana convivencia de todos quienes vivimos en Venezuela.

De acuerdo a lo que usted se atrevió a señalar en su intervención en la AN, compruebo que es de las pocas personas que ni recibieron bien ni aceptaron la noticia ya reseñada. Usted puede hacerlo y hasta manifestar su desacuerdo. Pero eso no justifica el empleo de términos injuriosos, ofensivos y difamatorios contra los cardenales Urosa y Porras usted ha tenido la osadía de calumniar. Para los creyentes en Dios la calumnia es un grave pecado; para todo ciudadano es un delito que debe ser sancionado según lo establecido en las leyes del país. Como tal entonces también obliga a quien la ha emitido a asumir su responsabilidad y a reparar los daños Morales consecuencias de tan bochornoso acto.

Le escribo públicamente para manifestarle mi repudio a sus difamatorias declaraciones. Usted, además de ofender a Dios y a los sres Cardenales, ha ofendido al pueblo venezolano creyente. Espero me lo permita, ha ofendido su propia inteligencia (de usted) ya que una persona que actúa racionalmente, aún cuando no esté de acuerdo con decisiones como las del Papa, no se vale de la irracionalidad de la calumnia.

Le escribí para que sepa que Baltazar y Jorge, con quienes comparto el ministerio episcopal en comunión con el Papa, son mis hermanos en la fe y en la caridad pastoral. Soy testigo de excepción -no se sí usted pueda decir lo mismo- de la dedicación de ambos por el país y por la Iglesia. Con ellos comparto las alegrías y gozos, las esperanzas y angustias de nuestro pueblo golpeado en estos momentos. Somos servidores de todos, incluso de quienes no piensan como nosotros.

Le escribo en nombre de tantos hombres y mujeres, creyentes o no, que ven reflejadas en sus palabras sentimientos que no posibilitan el encuentro, el diálogo y la reconciliación. Sus palabras dirigidas en contra de mis hermanos, sencillamente, atentan contra la verdad… Y el evangelio nos enseña que sólo la verdad nos hace libres (Jn 8,32). No son ni el insulto, ni la ofensa, ni la calumnia expresiones de libertad. Además mancillan la dignidad de quienes han sido difamados. No olvide que usted tiene esa misma dignidad por ser imagen y semejanza del Creador.

Le escribo para tratar de hacerle entender que ha caído en un gravísimo error. Asimismo le invito a salir de el. Por ello, así como tuvo la osadía de emitir juicios difamatorios, tenga la gallardía de pedir disculpas públicamente y reparar el daño moral causado. De hacerlo, por favor no lo haga porque se lo pide este pobre mortal, sino realícelo porque la gente sana de este país lo espera y atrévase a hacerlo con temor de Dios en su nombre y como ejercicio del mandamiento del amor que todo lo puede.

Le escribo, finalmente, para hacerle ver que su actitud (acompañada de otros gestos de violencia), lejos de servir de modelo para el pueblo lo distancian. Hoy se requiere en Venezuela de dirigentes que le den garantía a la gente para ir hacia adelante y así lograr superar la crisis que nos golpea. Pero no es con la calumnia ni con la difamación como van a ser aceptados por el pueblo quienes deben ser ejemplo de buena educación, ciudadanía y de respeto de las personas, comunidades e instituciones. Si usted se atreviera a pedir disculpas, ganaría mucho más que con la postura hasta ahora demostrada.

Quiero que sepa que les he manifestado mi fraterna solidaridad a Los Cardenales Jorge Urosa y Baltazar Porras. Lo hago ante usted y ante quien sea necesario. Ellos sin mis hermanos y la ofensa difamatoria hacia ellos también es hacia mi, como lo ha sido para los miembros de la Iglesia y tantas personas de buena voluntad.

Aunque no lo crea, estoy orando por usted para que cambie sus expresiones y actúe en sintonía con la verdad. Le pido al Dios de la vida y de la verdad le otorgué la gracia de su perdón y le ilumine con la luz de su sabiduría.

Con mi atento saludo

Mario Moronta R. 
Obispo de San Cristóbal