miércoles, 29 de junio de 2016

Enriquezca su vocabulario


















Caló
Del caló caló 'negro'.
1. adj. Perteneciente o relativo al caló. Léxico caló.
2. m. Variedad del romaní que hablan los gitanos de España, Francia y Portugal.

Buriel
Quizá del lat. vulg. *burius 'rojizo'.
1. adj. Dicho de un color: Rojo, entre negro y leonado.
2. adj. De color buriel.

Osífraga
Del lat. ossifrăga.
1. f. quebrantahuesos (‖ ave).

Quebrantahuesos
1. m. Ave carroñera del orden de las falconiformes, de más de un metro de longitud y dos de envergadura, con la cabeza clara y destacados bigotes negros, el pecho y el vientre anaranjados y el dorso oscuro, que habita en cordilleras abruptas de los países mediterráneos y se encuentra en peligro de extinción.
2. m. Juego de muchachos, que consiste en cogerse dos de ellos por la cintura, uno de pie y otro cabeza abajo, y tendiéndose sobre las espaldas de otros dos que se colocan a gatas, se voltean mutuamente, quedando a cada volteo el uno en pie y el otro boca abajo.
3. m. coloq. Persona pesada, molesta e importuna, que cansa y fastidia con sus impertinencias.

Metonimia
Del lat. metonymĭa, y este del gr. μετωνυμία metōnymía.
1. f. Ret. Tropo que consiste en designar algo con el nombre de otra cosa tomando el efecto por la causa o viceversa, el autor por sus obras, el signo por la cosa significada, etc.; p. ej., las canas por la vejez; leer a Virgilio, por leer las obras de Virgilio; el laurel por la gloria, etc.

Tropo
Del lat. tardío tropus 'canto', 'melodía', en lat. 'uso de una palabra con un sentido diferente del que le es propio', y este del gr. τρόπος trópos.
1. m. Texto breve con música que, durante la Edad Media, se añadía al oficio litúrgico y que poco a poco empezó a ser recitado alternativamente por el cantor y el pueblo, y constituyó el origen del drama litúrgico.
2. m. Ret. Empleo de una palabra en sentido distinto del que propiamente le corresponde, pero que tiene con este alguna conexión, correspondencia o semejanza. La metáfora, la metonimia y la sinécdoque son tipos de tropos.

miércoles, 22 de junio de 2016

La Hormiga

La hormiga

[Cuento. Texto completo.]

Marco Denevi




Un día las hormigas, pueblo progresista, inventan el vegetal artificial. Es una papilla fría y con sabor a hojalata. Pero al menos las releva de la necesidad de salir fuera de los hormigueros en procura de vegetales naturales. Así se salvan del fuego, del veneno, de las nubes insecticidas. Como el número de las hormigas es una cifra que tiende constantemente a crecer, al cabo de un tiempo hay tantas hormigas bajo tierra que es preciso ampliar los hormigueros. Las galerías se expanden, se entrecruzan, terminan por confundirse en un solo Gran Hormiguero bajo la dirección de una sola Gran Hormiga. Por las dudas, las salidas al exterior son tapiadas a cal y canto. Se suceden las generaciones. Como nunca han franqueado los límites del Gran Hormiguero, incurren en el error de lógica de identificarlo con el Gran Universo. Pero cierta vez una hormiga se extravía por unos corredores en ruinas, distingue una luz lejana, unos destellos, se aproxima y descubre una boca de salida cuya clausura se ha desmoronado. Con el corazón palpitante, la hormiga sale a la superficie de la tierra. Ve una mañana. Ve un jardín. Ve tallos, hojas, yemas, brotes, pétalos, estambres, rocío. Ve una rosa amarilla. Todos sus instintos despiertan bruscamente. Se abalanza sobre las plantas y empieza a talar, a cortar y a comer. Se da un atracón. Después, relamiéndose, decide volver al Gran Hormiguero con la noticia. Busca a sus hermanas, trata de explicarles lo que ha visto, grita: "Arriba... luz... jardín... hojas... verde... flores..." Las demás hormigas no comprenden una sola palabra de aquel lenguaje delirante, creen que la hormiga ha enloquecido y la matan.

(Escrito por Pavel Vodnik un día antes de suicidarse. El texto de la fábula apareció en el número 12 de la revista Szpilki y le valió a su director, Jerzy Kott, una multa de cien znacks.)


FIN

Burla a los fantasmas de la historia


Por: José Luis Zambrano Padauy - @Joseluis5571 -
Director de la Biblioteca Virtual de Maracaibo “Randa Richani”


Nuestro país tiene un raro olor a subterfugio. Se tensa en la piel esa empalagosa sensación a calamidad, con el gotero indeseable de la agonía de quienes van al cadalso; el paredón de la despiadada congoja del hambre, repartida a las masas con el descomunal esquema del engaño.

Las radicales apetencias gubernamentales sobrepasan las esferas de esta dimensión. Se afanan en sus tretas por regalar polémicas en los medios, culpar en su opereta al más ingenuo y ensartar implacables y descarados dictámenes en la balanza desequilibrada de la justicia venezolana.

Pero la maniobra más sombría de su libreta socialista son los rictus a costa de la salud espiritual del país. Sus andanzas hurgando donde nos se les ha invitado, ha llegado al extremo de intervenir la paz del sepulcro, con el furor abrupto de lo demoníaco y lo inapropiado.

La profanación de los restos de Bolívar fue su inicial transitar por lo sacrílego. La violación sepulcral llevaba la idea de hacer una ronda demoníaca y jugar en el complicado escenario de las circunstancias, para evitar el derrumbe del poder, dejando de lado la aprobación divina y circunscribirse a la elemental argucia del maligno.

Se dice que aquella herejía tenía el alegato de desentrañar la verdad sobre la muerte del Libertador; que sirvió para mostrar su verdadera catadura y detallar su faz, confiriendo un nuevo retrato del padre de la patria con rasgos zambos como los de Chávez, cuando todos sabemos de su innegable origen español.

Hoy sus ceremonias allanan la tranquilidad de las tumbas de Isaías Medina Angarita y Rómulo Gallegos, precisamente cuando les zumban en el oído de la estabilidad, las protestas por falta de alimento, los esfuerzos por concretar el referéndum revocatorio y la petición en la OEA por la activación de la Carta Democrática.

La maquinación de paleros, brujos, babalaos, expertos de la baraja, prestidigitadores y taimados escrutadores del destino debe centrarse en este momento en evitar la caída estrepitosa de este gobierno, que llega a los extremos del abuso de su dominación y sus remiendos de la crisis ya no aguantan una zurcida más.

Violentar las tumbas como por capricho esotérico sólo le da compases fúnebres a un mandato con acta de defunción. Miembros del gobierno trataron de negar con altanería esta nueva profanación, mientras los desconcertados familiares de sendos personajes de nuestra historia, mostraban fotos de sepulcros abiertos por las redes sociales y en su confusión no sabía sin mover los restos de estos ex presidentes, exhumarlos o esperar al cambio de las realidades nacionales.

Entretanto, el ciudadano no come de cuentos y tampoco de alimentos, por ello ha salido a la calle a reclamar con estruendo su ansiedad, mientras el CNE borra firmas para el referéndum con la voluntad del retardo y busca la validación en su complicada agenda de estipulaciones sin sentido, olvidando que cada rúbrica fue estampada con la convicción de los esperanzados por una salida no violenta a este disparatado sistema.

Desconozco si es real que desde aviones los hechiceros del gobierno lanzan polvillos para apaciguar al pueblo; si el ateísmo es mayor al amor comunista o si los billetes tienen la ilustración de seres de ultratumba del mal y no los patriotas de antaño; sólo estoy claro que la arbitrariedad se les ha ido tan de las manos, que el caos estremecedor lleva el sello de la estampida social y en cualquier momento puede darse un cambio no planificado; peligroso, grotesco e incierto para todos.