Por: Diego Arria - @diego_arria
Perdonen hoy la lata que les doy con esta larga nota que me
permito compartir con ustedes con mi usual franqueza, y con el ruego de recibir
sus comentarios, cualquiera sea su naturaleza.
¡Qué manía tienen algunos de ubicarme en NY, o en Miami! Por
favor ubíquenme en Venezuela, que es donde vivo. Y vivo aquí porque amo a mi
país, al cual le debo todo lo que soy.
Sigo aquí no por falta de opciones, como es el caso de otros que
si pudiesen se largarían, y todo a pesar de haber sido saqueado por Chávez y sus
malandros. Sin embargo, algunos que juzgan, por su propia y pequeña condición,
dicen que participo solo después de haber sido robado por estos vagabundos. O
sea que, para ellos yo no existía antes.
No creo que ningún otro político haya sufrido semejante
atropello. Y no fue por vivir fuera, sino por confrontar a Chávez aquí en
Venezuela y en el mundo. No perdí la oportunidad de aprovechar mi status
internacional para pronunciarme sobre la terrible tragedia que sufríamos. Lo
hice ante gobiernos, dirigentes, medios internacionales etc., no solo por
twitter como insisten en señalar algunos.
Cuando llevé el caso de Chávez a La Haya ninguno fue capaz de expresar solidaridad ante esa gran oportunidad que tuvimos frente al mundo de procesarlo, nada menos que por crímenes de lesa humanidad.
El silencio de la dirigencia política oficial de la oposición
fue imperdonable, injustificable y mezquino. Y no tengo dudas fue sobre todo por
temor; por miedo a Chávez, porque ya conocían el precio a pagar por oponérsele
en serio, que en mi caso le costó a mi familia perder nuestra residencia
principal.
Alguno llegó al punto de expresar que cualquier apoyo a esta
iniciativa me favorecería en las primarias. O sea que enfrentados a una causa
nacional tan importante prefirieron optar por sus pequeños intereses. Otros
adujeron que no podían pronunciarse “porque eso le correspondería a un ministro
de justicia”, desconociendo que un jefe de estado está obligado a pronunciarse
en una situación de esa naturaleza.
Veinticuatro horas después de presentar la denuncia ante el
Fiscal General de la Corte Penal Internacional de La Haya regresé a Venezuela;
no me fui a Miami, ni a Nueva York. Ofrecí una rueda de prensa y expliqué el
alcance de la denuncia. O sea, vine a “patear” pero a la cara del
régimen.
A Chávez que me dijo en TV ”Si quieres tu finca tienes que
‘tumbame’”, le respondí: Usted puede abusar de mis derechos pero no le temo. Lo
espero en La Haya. Yo cumplí como prometí, pero el Señor se atravesó en el
camino. Y no existe nada superior a la Justicia Divina.
Debo destacar que no soy empleado de la MUD, ni de ningún
partido. Soy absolutamente independiente de grupos políticos y económicos. No
tengo negocios con nadie en mi país. No estoy obligado a darle cuentas a nadie
por consideraciones electorales o económicas.
Esa realidad, que debería ser una credencial importante en un
país donde los intereses económicos juegan un rol preponderante en la conducción
de la oposición, por lo contrario me hace muy incómodo, porque digo lo que
pienso exclusivamente en función del interés nacional. Ese es el único líder que
reconozco: el interés nacional de mi país.
No recibo instrucciones de nadie, pero afortunadamente sí
innumerables consejos de amigos, y de muchos otros con los que he tenido la
maravillosa oportunidad de interactuar en diversos ámbitos a lo largo y ancho de
toda Venezuela. Y en las redes sociales, que para mí han sido como un cable a
tierra que ha enriquecido mi visión de tantas cosas en el país. Es una
conversación permanente con nuestros compatriotas, que valoro y agradezco en
extremo.
Reitero que no ambiciono ningún cargo. No tengo que
revisar qué he dicho hace x años cada vez que declaro, como veo penosamente a
algunos hacer a mi alrededor, como surfistas esperando qué ola les llevará más
lejos.
Absolutamente nadie puede objetar mi coherencia, pues mi pensamiento ha quedado plasmado no sólo en libros de mi autoría, sino en otros de diversos autores, y como referencia los invito a constatar en www.amazon.com donde en la sección de libros, aparecen al menos 23 reseñas de mis posiciones ante diferentes asuntos. De igual manera, los invito a leer mis libros y conferencias a través de mi página www.diegoarria.com, así como mis videos y cafecitos a través de mi canal de Youtube Diego ArriaTV.http://www.youtube.com/user/DiegoArriaTV
Es muy fácil ver qué pienso, qué represento, qué visión del país
tengo y cómo creo se puede y se debe salir del régimen. Algo he aprendido en el
manejo de crisis internacionales complejas y peligrosas, aunque advierto que a
los que me critican esto les tiene sin cuidado.
Creo que ha pasado mucho tiempo sin que la mayoría se ha haya
querido preguntar ¿Qué piensan sus líderes? ¿En qué se diferencian de los que
queremos y debemos sustituir?
¿Cuáles son sus valores, su nivel de compromiso y de entrega a
la causa? O si su aspiración se limita a un quítate tú para ponerme
yo.
También mucho tiempo ha pasado de que la sociedad se movilice
por la inspiración que solo producen las grandes causas, superiores generalmente
a cualquier individuo. Sin embargo, para algunos el país comienza y termina en
una sola persona, entonces no es fácil que vean al interés nacional por encima
de esa pequeña consideración.
La calle es fundamental, así lo he creído siempre; pero también
que no se trata de caminar por caminar o “patearlas” como dicen. Así fue con
Chávez en 1998, les bastó que fuese militar, no importaba qué condiciones reales
tenía, porque Chávez no engañó en general a nadie. La mayoría quiso ser
engañada: ¡Cualquiera será mejor que uno de los partidos políticos!, decían…
Bueno ya vimos el terrible resultado.
Para los que creen tener el derecho de vetarme y me increpan
diciendo: ”No te he visto en la calle”, les contesto: -¿en qué calle estabas que
tampoco te vi?, y les recuerdo que ellos no me eligieron para nada y que no soy
su empleado para tener que rendirle cuentas.
Soy servidor de mi país, no de individuos,. Y si solo pudiese
aportar a mi país mi capacidad de “patear calles” me sentiría muy triste y
frustrado. De hecho, como Gobernador de Caracas y como candidato presidencial
recorrí toda Venezuela; mi slogan era “Dale la Mano a Diego”. Confieso que me
equivoque, porque en vez de pedirles el voto les pedí la mano, y efectivamente
medio país me dio la mano pero no sus votos …lo recuerdo ahora con
humor.
Hoy se repite la historia. Confunden la reconducción y liderazgo
del país; su refundación y reunificación, como si lo que se requiere es un
atleta. No se trata de un maratón, de re institucionalizar la FA, se trata de
rescatar a un país sometido a otro. Hábitat y refugio de cárteles de narcos,
amparados por muchos integrantes de la fuerza armada, de la policía, jueces y
por supuesto jerarcas políticos.
Y no cabe duda que este ejercicio no es sencillo, y demanda no
solo conocimiento y mucha experiencia, pero sobretodo una cuota de humildad para
aceptar visiones distintas. No admitir que la experiencia va asociada con la
edad, es una realidad que lamentablemente no admiten los que juegan al
descrédito con el tema generacional.
Engañan argumentando que la juventud es suficiente credencial en
lugar de una maravillosa oportunidad para aprender y actuar. Esto diferencia a
los atletas de los líderes.
A los que argumentan “¡Que cómodo criticar desde una
computadora!”, les recuerdo que precisamente por escribir críticas contra
Chávez, entre ellas decir en entrevista con Roberto Giusti en El Universal: “La
espada de la justicia internacional pende sobre su cabeza y acabará como el
General Noriega”, ordenó el asalto y saqueo de nuestra finca La Carolina, en el
estado Yaracuy.
Todos los que ponemos nuestro nombre en twits, en facebook en
artículos, estamos sometidos a riesgos y creo que todos lo asumimos
así.
Y ¡sí!, estoy muy orgulloso de esa innovación, que hoy le
permite también a organismos no gubernamentales que luchan por las más diversas
causas en el mundo ser oídos en el Consejo de Seguridad. La Fórmula Arria es un
reflejo de la importancia que siempre le ha dado al dialogo y a la tolerancia
que ha marcado mi vida.
Creo que para inspirar y animar a una sociedad las ideas deben
anteceder, porque sin ideas se queda en un ejercicio de atletismo, y de eso no
se trata. Las sociedades que se liberan requieren de la calle para manifestar
apoyo a sus causas; para encauzar la indignación, la Libertad, y la
independencia de Cuba deberían ser más que suficientes para animar e inspirar a
nuestra gente.
Reconducir un país, que es indispensable refundar no basta andar
caminando; se hace pensando, dibujando el futuro y planteando una alternativa
concreta. Siempre dije que salir de Chávez no era mi sueño, sino una pesadilla.
Que mi sueño era, y es reunificar y refundar a Venezuela.
Y con todo respeto a mis lectores de eso creo saber. Y aunque no
sé de todo, lo que desconozco sé a quién consultarlo. Y especialmente pienso y
consulto mucho para saber cómo actuar a partir del DDM… -el Día Después de
Maduro-.
He tenido el privilegio y la buena fortuna de ocupar muchos
cargos, nacionales e internacionales, no solo el de Gobernador de lo que fue la
gran Caracas, sino varios más dentro y fuera de nuestras fronteras; grandes
satisfacciones que me permiten vivir sin frustración alguna.
Pero eso sí, me he ganado el derecho a advertir, opinar sobre lo
que mi conciencia me indique, y esa es una condición muy especial en los
momentos que vivimos…
…Y a esto amigas y amigos -y a los que no lo son -
¡No voy a renunciar!
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