¿Alguna vez te has preguntado quién descubrió el color? Saberlo resulta complicado, ya que el color ha existido desde siempre. Pero lo que sí se sabe es quién fue uno de los primeros estudiosos de la materia. El primero reconocido fue el filósofo Aristóteles, quien, en el siglo IV a. C., definió que todos los colores estaban compuestos de otros cuatro que él asoció a los elementos: tierra, agua, cielo (aire) y fuego. Basándose en esos primero estudios y todos los que les siguieron, 22 siglos despuésJohann Wolfgang von Goethe (1749-1832) inauguró la psicología del color y comenzó a analizar el significado de los colores. Este poeta y científico alemán fue el primero que centro sus investigaciones sobre el color en la forma en la que estos afectaban al ser humano. Contradiciendo a Isaac Newton, Goethe aseguraba que en la visión del color no intervenía sólo el hecho físico de verlo, sino que influía la percepción de cada uno. Es decir, Goethe introdujo un factor subjetivo en la apreciación del color, lo que explica porque hay tonos sobre los que es difícil ponerse de acuerdo. Y de todas estas enrevesadas teorías sale una especie de diccionario de los colores. Para entenderlo, lo mejor es analizarlos de uno en uno. El amarillo es el más intelectual, ya que es visto como símbolo de una inteligencia portentosa, pero también de algunas enfermedades mentales. Asociaciones que, según muchos, tienen su más claro ejemplo en el pintor holandés Vincent Van Gogh. El amarillo es, además, uno de los colores primarios y significa ira, envidia, cobardía... Representa los bajos impulsos y es un de los colores de la emoción. También es considerado el color de la luz -por su asociación con el Sol- y símbolo de poder, arrogancia, fuerza y voluntad. El tono de la vitalidad, la ambición y el materialismo es el rojo. A quien lo lleva se le considera unapersona extrovertida y que se deja llevar más por los impulsos que por la reflexión. En él están representados la sangre, el fuego, el calor, la revolución, la alegría, la pasión, la fuerza, la destrucción, la crueldad, la rabia... Sentimientos, elementos y acciones fuertes y poderosas. Además, el rojo se identifica con el planeta Marte y, por extensión, con el dios romano de la guerra, evocando al mismo tiempo al diablo, el mal, y el infierno. Si el rojo es la extroversión, el azul es justo lo contrario: introversión, circunspección, emociones profundas, sabiduría, fidelidad, inmortalidad. También es el color del infinito y del descanso. Siguiendo con los cálidos, el naranja estimula a las personas tímidas y tristes, aunque en grandes cantidades puede ser contraproducente. Representa el entusiasmo y la exaltación. Si mezclas amarillo con azul, obtendrás verde. Y de la suma de un cálido y un frío resulta el color del gran equilibro, aunque al mismo tiempo puede ser capaz de incitar al desequilibro ya que simboliza tanto el amor y la paz como los celos y la locura. Pero, ante todo, para muchos es el color de la esperanza y evoca la humedad, la frescura y la vegetación de la naturaleza. Una curiosidad, ¿sabes por qué el manto de algunas imágenes de las iglesias es violeta? La respuesta está en el significado asociado a este color, símbolo de martirio, misticismo, tristeza, aflicción, profundidad. El blanco es el rey de los colores, ya que es la suma de todos ellos. Simboliza lo absoluto, la unidad, la inocencia y lleva implícito el significado de la paz y la rendición. Justo en el lado opuesto está el negro, la ausencia de color y de luz. Es la muerte, el mal, pero también transmite nobleza y elegancia en la ropa. Y entre el negro y el blanco, el gris. Un color neutral que se obtiene de mezclar dos opuestos y que sugiere tristeza y simboliza la neutralidad. ¿Cuál es tu color favorito?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su Comentario