Magda Mascioli G. - Las cosas por no hablarlas, no dejan de existir. Debido a una tragedia como la del boxeador Inca Valero y su esposa, al día de hoy muchos "descubren" que existen situaciones de abuso doméstico en Venezuela. Y cuando se habla de abuso, no debemos circunscribirnos a golpes físicos. En muchas ocasiones el maltrato psicológico, contínuo y sostenido, hace tanto o más daño que los golpes físicos. Durante estos días he leido y escuchado muchas "conclusiones" al respecto. Juicios sumarios hacia el boxeador y su esposa muchos de los cuales desdicen no de ellos, victimas ambos, sino de quienes alegremente y de manera superficial piensan que una situación semejante es fácil de entender, de analizar, de manejar, cuando en realidad son situaciones con múltiples aristas que hay que considerar, ponderar y evaluar en justa medida. Es fácil, para quien está fuera de la situación, llegar a conclusiones simplistas como: esa mujer es una estúpida, masoquista, le encanta que le peguen, está alli porque quiere y disfruta el maltrato; ese tipo es un animal, por decir lo menos. En ambos casos nos olvidamos, olímpicamente, que ambos son victimas, enfermos ambos, venidos muchas veces de hogares en los que presenciaron, o a su vez fueron victimas, de maltrato. Extrapolando esa situación a Venezuela, no podemos negar que estamos en presencia de una ciudadania igualmente maltratada; exactamente igual que la esposa de Valero. Una ciudadanía inerme, atemorizada, asustada, incapaz de entender que no merece ser maltratada; con un nivel de autoestima por el suelo, pensando que siempre lo menos malo es lo único que merece; convencida que no es merecedora de nada mejor que lo que nos ofrecen los cabecillas de los partidos politicos, quienes se comportan igual que Valero. Individuos que abusan de la buena fé de los ciudadanos, que nos golpean psicológicamente, nos ofenden en nuestra dignidad y nuestra inteligencia, nos imponen una amenaza constante al hacernos creer que si no votamos por ellos no podremos salir de esto porque aparte de su grupito, no hay más nadie capaz. Paralelamente a esos mensajes de maltrato psicológico, se presentan "bajitos", como supuestos padres protectores, con discursos de supuesta comprensión y supuesto afecto, prometiéndonos que esta vez si nos van a cumplir y si van a rectificar los errores. Ante esto llegamos nosotros otra vez, nos volvemos a montar en el carro camino al viaje con ellos cual viaje al Intercontinental Valencia; y ¿qué pasa? nos vuelven a golpear tanto o más fuertemente que antes. Nosotros volvemos a gritar, a llorar, a drenar el disgusto, y entonces de nuevo llegan ellos con los mismos cuentos de que esta vez si van a cambiar, que no nos maltrarán más, que esta vez si van a trabajar para nosotros. Y se abre y se cierra constantemente ese círculo vicioso en el que los abusadores (politiqueros cupuleros de siempre) se comportan como Valero; y los ciudadanos (victimas consuetudinarios de los abusos) volvemos a caer en la trampa de la supuesta reflexión y rectificación. ¿De qué nos extrañamos entonces cuando aparece un caso como los Valero creyendo que nos es externo cuando la realidad es que día a día NOSOTROS emulamos a la Sra. Valero a manos de todos los Valero que han sido nuestros abusadores durante décadas? No entiendo de qué nos extrañamos cuando nosotros, los venezolanos de todos los colores, de todos los niveles socioeconómicos, de todo el pais, somos la esencia misma de las victimas de abusos y nuestro comportamiento es equivalente al de la Sra. Valero. Y para ejemplo, un botón: esta mañana en una camioneta leí un aviso: "Muevanse para atras". No tendría nada de particular la instrucción, si la misma no estuviera acompañada de una foto con 6 burros. Es decir: para el chofer, los pasajeros, somos burros. Y los pasajeros, psicológicamente condicionados a pensar que se merecen ese trato abusador constante y sostenido, no son capaces de imprimir a ese aparentemente inocente aviso, la importancia y el significado correcto que no es otro que estamos siendo victimas de otro abuso más que pensamos merecemos. Por eso no somos capaces de agarrar el papel, arrancarlo y exigir respeto. ¿Entonces? ¿Qué vamos a hacer? ¿Esperamos que la OEA o cualquier otro juez dicte medida para que los politiqueros rectifiquen junto al regimen, o nos decidimos DE UNA VEZ POR TODAS a denunciar a viva voz y SOSTENER la denuncia? Si no denunciamos y no sostenemos la denuncia para IMPEDIR que la situación de maltrato continúe, TODOS terminaremos como la esposa de Valero... ¡en la morgue!.. solo que esta vez la morgue tendrá 916.445 km cuadrados de tamaño.
¡USTED DECIDE!
¡NADIE PUEDE HACERLO POR USTED!
¡NADIE LO DEFENDERÁ SI ANTES USTED NO SE DEFIENDE A SI MISMO!
¡NINGUNA VICTIMA PUEDE SER AYUDADA SI ANTES NO SE AYUDA!
SI LA VICTIMA SIGUE OBEDECIENDO A SU AGRESOR
¡ NO SOBREVIVIRÁ!
¡LOS VENEZOLANOS NO NOS MERECEMOS
SEGUIR SIENDO VICTIMAS DE ABUSOS!
¡USTED DECIDE!
¡ NO SOBREVIVIRÁ!
¡LOS VENEZOLANOS NO NOS MERECEMOS
SEGUIR SIENDO VICTIMAS DE ABUSOS!
¡USTED DECIDE!
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