Por: Teódulo López Meléndez - teodulolopezm@yahoo.com - El gobierno: El asustadizo llama a cadena nacional de radio y televisión ante las primeras manifestaciones estudiantiles de protesta. Amenaza a las universidades, hace responsable a sus autoridades por las manifestaciones de los alumnos, como si los rectores estuviesen en la obligación de hacer de policías del régimen y desconociesen que los educandos son ciudadanos en libertad de ejercer sus derechos y de protestar contra lo que crean necesario. Las bandas armadas paramilitares podrían ser muy bien las responsables de incendiar unos matorrales en el Ávila para tener un argumento que utilizar contra los estudiantes: “Les aplicaremos la Ley del Ambiente”. De una vez salta la foca y pide interpelación parlamentaria de los rectores. Si van a aplicar la Ley del Ambiente tendrían que comenzar por cerrar la Asamblea Nacional donde los olores nauseabundos lo hacen a uno pensar que costará un grandísimo trabajo volver a transformar aquello en algo parecido a un Parlamento. ¿Hasta donde quiere llegar para apagar la protesta estudiantil? ¿Va a cerrar las universidades? Qué lo haga y se atenga a las consecuencias. No son los estudiantes los que pretenden incendiar al país. Es el dictador con su manía de reelección para siempre. No les sirve el disfraz de gobierno ni la prosopopeya de mandatarios, pues sus mentiras y sus falacias brotan de manera tan obvia y en tal abundancia que la perplejidad y el asombro no tienen límites. Estamos parados ante una farsa grotesca, frente al ejercicio de la falsificación como norma, frente al descaro de un régimen funambulesco. Hay que hacerle saber que si toma la decisión final, si da el paso que lo tienta, si avanza hacia el irrespeto de lo poco que le falta por irrespetar, sumirá a la nación en la total ingobernabilidad. “Pedagógica” llama al trabalenguas que el miedo les hizo redactar para burlarse de la gente. Eso no es una pregunta, es un zazoso, un tartajoso intento de engaño. La oposición: Se limitan a decir que está organizando la protección de los votos y uno dice está muy bien que organicen la protección de los votos, pero se pregunta si colocar la carreta delante de los bueyes es la lógica que preside a estos insignes declarantes de la televisión. Para cuidar los votos, primero hay que tener los votos o, al menos, salir a buscarlos. Y para buscar los votos hay que plantearse cómo buscar los votos. Mi tesis es que sin protesta no habrá votos, porque debe quedar claro que el país no acepta este nuevo golpe de Estado y que habrá resistencia. Esto es, el país no podrá ser el mismo después que se consume la violación constitucional y se abra la espita del abuso continuo como nuevo “derecho” adquirido de la mafia militar que desgobierna al país. La gente comienza a darse cuenta de las omisiones de la llamada oposición. La señora que me detiene en el quiosco de periódicos me pregunta cómo veo las cosas y me dice que a ella le parece que lo único que hacen es ir a la televisión. Algunos columnistas de prensa, de los escasos con talento y capacidad de miras, señalan preocupación ante lo que ven, pero lo único que se les ocurre es que para revertir lo que se ve venir como tendencia, hay que recurrir al humor. Es bastante probable que los humoristas lo harían mejor que algunos de estos “dirigentes” apoltronados, pero no es el caso. No podemos poner a los humoristas a dirigir la resistencia, aunque hagamos uso del humor como lo hacen los extraordinarios caricaturistas de los que dispone la prensa escrita. El humor jugó un extraordinario papel en la caída de algunas de las dictaduras de Europa del Este, pero es un aporte interesante, no la estrategia para enfrentar a un régimen forajido como este. Insisten en que la única manera es ir a votar e iremos a votar “NO” por la sencilla razón de que, independientemente del resultado, hay que dejar sumatoria de una voluntad de aguante. Pero no es la única forma ir a votar. Hay que ejercer la resistencia y dejar constancia de una protesta ante esta convocatoria a elecciones que no es otra cosa que un abuso y una reducción de nuestros derechos, aunque la pantomima oficial lo pinte a la inversa, como un acrecentado derecho de seguir haciendo con este país lo que les venga en gana. Algún lector comenta debajo de mi artículo anterior “ya lo hemos intentado todo”, ¿cómo hacemos?”. No lo hemos intentado todo, lo que han hecho es abusar del país hasta cansarlo con marchas inútiles (ya de lo bailoterapia y lo de los cantantes al final está dicho) y en lo particular no me canso de recordar aquella donde a los marchantes los esperaba Miss Venezuela de traje típico y de brazo de Osmel Souza. Es la falta de imaginación y talento para manifestar rechazo y mellar al régimen lo que caracteriza a la llamada oposición. En suma, la oposición que va a cuidar los votos parte de la premisa de que tiene los votos y yo me pregunto si este país será capaz, el día siguiente del 15 de febrero, que si no me equivoco es 16, de poner las cosas en su sitio y mandar a sus casas a ciertos individuos y, haciéndole caso a la columnista que quiere frenar la dictadura con humor, decida elegir como diputados a la Asamblea Nacional a los humoristas en sustitución de los dirigentes de los partidos de oposición. El país: Mientras tanto lo que queda de país está atónito, preocupado, entristecido y pesimista. No hay la menor alegría por ninguna parte. ¿O es que no se asoman a la psicología colectiva para apreciar como la gente se siente a la deriva, sin destino y sin futuro? La gente se siente abusada por el gobierno y se siente perpleja ante la oposición. El país de carne y hueso ve a la pobreza que se extiende, a los mendigos cocinando en latas de manteca en las islas de las avenidas, como los veo yo; a los mendigos trepando de manera insólita por las columnas de las estaciones del Metro para improvisar, con cartones y periódicos, el lecho de la noche, como los veo yo; a los niños haciendo de malabaristas en los semáforos, como los veo yo. Esto es, el país se mira a sí mismo y ve la ruina, el deterioro, el abandono y se coloca en la psicología “el que aquí entre que pierda toda esperanza”. Hay que tener un proyecto de país más allá de cuidar los votos que se supone se tienen. Hay que montarse por encima del vicio perverso y electoralista del régimen. Lo que queda de país está perplejo y se hace urgente sacarlo de la perplejidad con el empuje de un liderazgo auténtico. Formas de lucha quedan por montones, estimado lector que argumentaba que lo hemos probado todo. Sólo hay que tener la inteligencia para reconocerlas e implementarlas. Y eso le toca al país, porque es el país el que produce líderes y si no los produce es por su propia ceguera y por su propia incapacidad de discernimiento. Y si está ciego y no discierne, nos toca a algunos repetírselo, hacernos malasangres, odiados por quienes todavía tienen los restos del poder massmediático, tachados por los dueños de las pequeñas e insignificantes estructuras partidistas. Es nuestro deber y lo cumplimos. Lo hacemos porque hemos asumido la nación, no los pedazos de este rompecabezas miserable al que nos han reducido.
esto es juego o politica, no metas el juego con la politica vete con tu politica a otra part lo que queremos es entretenernos ....
ResponderEliminar