miércoles, 7 de enero de 2009

El festìn de Baltazar


Por: Oswaldo Sujú Raffo - Siempre he sido amante de la Historia, ella es un libro abierto de múltiples enseñanzas, los hechos se repiten a través del tiempo y alertan para el devenir futuro. Por eso el dicho: ”El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que escuche...” , aunque el hombre es el único animal que tropieza dos veces, con la misma piedra...El títulado de este artículo, se remonta hace muchos siglos, a un hecho que narró el Profeta Daniel y que luego fué plasmado en el lienzo, por el genial pintor Rembrandt. El rey babilónico Baltazar, monarca de los caldeos, en sus amurallados palacios acostumbraba realizar grandes festines que terminaban en orgías. Era frecuente la asiduas asistencias de convidados que disfrutaban de tantos placeres, comida, mujeres, regalos y bebidas, en fin un derroche contínuo sin importar las necesidades de los súbditos. Baltasar ordenó sacar los cálices del Templo de Jerusalén, para que todos sus invitados pudiesen tomar vino y brindar al unísono. Sucedió que en el último festín apareció, en un muro del palacio, en forma repentina unas palabras difíciles de entender y por ello, Baltasar buscó al Profeta Daniel para que descifrara lo aparecido y éste le dijo: “ Dios ha contado los días de tu Reino...ha sido pesado y hallado escaso...y le ha puesto fin.” Y así sucedió a los pocos dias. Tratando de asimilar esta enseñanza bíblica, nosotros vemos con mucha preocupación la situación difícil, en futuro cercano, en lo económico, social y político que enfrentará Venezuela. Los días de las vacas gordas pasaron, aunque todavía queden disponibles importantes recursos y divisas. Lo sensato es utilizar esos recursos para paliar y minimizar las necesidades sociales, de infraestructura, de servicios y de producción en todos los ordenes, en beneficio del pueblo venezolano. En este nuevo año 2009 es imperativo que se detenga el derroche y el regalo de nuestros recursos energéticos y financieros, a los gobiernos vividores y chulos de la región. Nunca se había visto tanto descaro en acuerdo leoninos, pérfidos y hasta ridículos. Cambiar petróleo y sus derivados por ocumo, caraotas, hospedaje en hoteles de segunda, dulces de coco y artesanía rural es tan inaceptable como condenable, es un delito contra la Patria. Igual delito contra la cosa pública y las necesidades del país nacional, son los continuos derroches de recursos y dineros de la nación en la compra de armamentos innecesarios; en los contínuos e imprevistos procesos electorales, con su desangre de dinero a manos llenas; las frecuentes visitas de mandatarios pedigueños y esa lista infinita de viajeros gratuitos, de invitados y del SIPEM (Sindicato de invitados por ellos mismos). Nadie puede saber cuanto se gasta en los viajes presidenciales y de otros miembros del tren ejecutivo; nadie ha calculado lo que gasta el Estado en esa carnestolenda de Congresos socialistas, de Seminarios revolucionarios internacionales, de Grupos Socialista regionales y de tantos actos públicos de propaganda gubernamental. Agreguemos a lo anterior el robo y la corrupción abyecta y galopante, que carcome al régimen, a la indolencia y alcahuetería para castigar tantos pillos y ladrones en contraposición con las necesidades apremiantes del pueblo trabajador y decente; entonces es necesario, por el bien de la República, que termine este vernáculo convite y se piense más en esta Venezuela tuya, mía y nuestra. La Patria es primero, así lo dijo el Profeta Daniel...ó nó? Hasta luego.

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