Por: Saul Godoy Gómez - Hay quienes piensan que los problemas de Venezuela se resuelven sólo con el cambio de un hombre en el poder, conservando la perversa construcción del pensamiento socialista, reflejado en instituciones como las misiones, en los consejos comunales y en un estrambótico hiperestado, que es el veneno que nos deja el paracaidista de la boina roja; creen que lo que le falta al país es sólo una mejor gerencia de políticas públicas y una dosis de honestidad dejando intacto el aparato del Estado benefactor que ha arruinado al país por los últimos cuarenta años. El chavismo ha confundido a muchos, haciéndoles creer que el amor al prójimo y la solidaridad es parcela exclusiva del socialismo y por ello, prioritario en la vida de los ciudadanos, aun por encima de nuestros propios intereses que son egoístas y personalísimos, lo que es simplemente una locura, como bien dice un escritor norteamericano, alguien que no tenga camisa muy difícilmente puede prestarla a otro descamisado, y eso es lo que somos desde hace 40 años, un país de descamisados tratando de prestarnos las camisas. Tengo dos convicciones, la primera, el problema de Venezuela es un problema fundamentalmente económico, de oportunidades, de producción, de corregir tantas desigualdades y trabas que sólo puede hacerse a través de la creación de riqueza, del trabajo productivo y la inventiva; segundo, los venezolanos no somos y jamás seremos socialistas, aun los más pobres comprenden los rudimentos de la economía de mercado y la practican, les gusta, desean producir para tener una mejor vida, sólo con el trabajo bien remunerado se puede aspirar a la seguridad de la familia, a rodearla de comodidades, de buenos servicios, siempre con la esperanza de poder crecer, ser mejores y ser más prósperos, lo que no implica que no seamos solidarios, que no nos importe la suerte de los desposeídos. Lo digo sin ningún tapujo ni hipocresía, a los venezolanos nos gusta la vida material, las cosas buenas, viajar, vestirnos bien, comer mejor, tener dinero en los bolsillos, dinero bien ganado, con trabajo e ingenio, no con trampa y sangre, y cuando el venezolano se siente seguro y próspero, es definitivamente generoso con los demás. Los venezolanos no queremos que el Estado nos mantenga, que nos dé todo lo que necesitamos, que dependamos de unos funcionarios públicos hasta para ir al baño, o a la espera interminable de nuestra partecita de la renta petrolera, que siempre termina en deuda pública; lo que queremos es la oportunidad de trabajar para hacernos ricos y prosperar, ya tenemos casi 40 años de este socialismo miserable repartidor de limosnas que lo que ha hecho es humillarnos y hacernos sentir minusválidos. Sólo una pequeñísima parte de la población, los que viven en pobreza extrema o los rechazados por la sociedad son los que les gustaría que el Estado los mantuviera… y ese grupo no vota. Lo que el pueblo espera es alguien que le ofrezca lo que le han negado durante tanto tiempo, un buen negocio, una oportunidad para ser mejores, que se abran los mercados laborales, las oportunidades financieras, de inversión, de trabajo, de capitalizar lo poco o mucho que posee, que si alguien tienen una idea comercial o manufacturera pueda intentar hacerla realidad, y si no resulta, que pueda volver a intentarlo, sin que el Estado le ponga trabas, lo obligue a asociarse con quien no quiere, o lo amenace con quitarle lo que tiene. Para ello necesitamos de libertad como la que los socialistas no pueden aceptar, libertad para valernos por nosotros mismos, de pensar lo que nos dé la gana y decirlo, para hacer con nuestro dinero lo que queramos sin rendirle cuentas a nadie, de reclamarle al gobierno sus errores, libertad para salir de los políticos fascistas y de los funcionarios corruptos, libertad para votar por quien nos ofrezca esa oportunidad de lograr nuestros sueños… La democracia debe ser entendida como oportunidad para todos, no sólo para que los exitosos gerentes públicos sigan desarrollando una gestión frente a sus alcaldías o gobernaciones, el foco debe ser el ciudadano, la estrategia debería ser abrir los recursos hacia el pueblo, no concentrarlos en intermediarios, el enroque debe ser favorecer al votante en vez de más Estado. La sociedad venezolana está lista para tomar la oportunidad de reconstruir el país y dejar atrás esta pesadilla chavista de abusos, cadenas, latrocinio, muerte y dictadores mentirosos, pero hay que hablarle claro al pueblo, la gente está harta de programas sociales, ayuditas y sacrificios sin sentido, este es un pueblo que si se le da la confianza y lo dejan volar solo, construirá un país distinto en muy breve tiempo y lo hará bien, así somos, emprendedores, ni más ni menos. Tengan todos, un nuevo año 2008 de luchas, victorias y esperanzas.
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