Por: Diego J. González Cruz - cedice@cedice. org - Los precios de los derivados de los hidrocarburos, hoy en baja, volverán a subir. Recientemente estuve en la República de El Salvador, país que disfruta de enorme libertad económica. El Índice de Libertad Económica (ILE), elaborado anualmente por Heritage Foundation, lo ubica en el séptimo lugar en América, por encima del resto de los países de América Central y los de Suramérica, exceptuando Chile, incluso sobre Brasil, México, Argentina y Venezuela. Y no sólo esto: de 156 países evaluados por el ILE, El Salvador ocupa el puesto 33 en libertad económica. Esta pequeña nación posee una democracia que se ha ido consolidando, con división de poderes y es la tercera economía de Centroamérica, después de Guatemala y Costa Rica. La moneda de circulación oficial desde 2001 es el dólar norteamericano. Sin embargo, su situación energética es similar a la de los otros países del istmo, caracterizada por la falta de recursos energéticos para satisfacer las exigencias, necesidad de importar hidrocarburos, en especial diesel para la generación de electricidad y para el transporte pesado, y obligación de pagar los combustibles que se consumen a precios internacionales. PIEM La elevada dependencia de la importación de diesel, gasolina, kerosén y propano (gas de bombona), entre otros, coloca a esas sociedades en una creciente situación de subordinación energética. Para tratar de palear estas circunstancias, esos países crearon el Programa de Integración Energética Mesoamericana (PIEM) el cual se fijó como misión "hacer que la región sea más competitiva internacionalmente, atractiva para los inversionistas, tecnólogos y trabajadores aprovechando la disponibilidad de energéticos a precios competitivos". También se planteó la construcción de una refinería, un sistema de gasoductos para transportar gas natural desde Venezuela, Colombia y México, y un mercado regional de electricidad, entre otros objetivos. Río revuelto Esta situación ha sido favorable para que el gobierno de Venezuela pesque en río revuelto. En primer lugar, se promovió la iniciativa venezolana de crear Petrocaribe que, con el apoyo del ALBA, les planteaba a los miembros el financiamiento a largo plazo del petróleo, en función de sus precios internacionales: hasta 50%, si estaba a 100 dólares por barril; a lo cual se agregan períodos de gracia. Asimismo, se propone promover la creación de empresas locales para la distribución de hidrocarburos, a precios subsidiados, que generan una competencia desleal en el mercado interno de cada país. Competencia indecorosa en especial por la venta de diesel para el sector eléctrico y el transporte. Esta situación es una muestra palpable de lo que no debe hacerse en materia de alteración de la economía de libre mercado de un país. Vale recordar que Venezuela, en medio de una buena oportunidad de negocios, motivó a Guatemala para que construyera una planta eléctrica a base de Orimulsión®, con la que se abastecía 20% de los requerimientos energéticos del país. Esta funcionó hasta mayo 2006, ahorrándole divisas a ese país por consumo de combustibles, hasta que por una cuestionable decisión política, Venezuela suspendió la producción de Orimulsión®, teniendo Guatemala que alimentar la planta eléctrica con bunker o fueloil, más caro que el combustible inventado en Venezuela. La Orimulsión® tenía asegurados clientes en Inglaterra, Japón, Canadá, Dinamarca, Italia, Singapur, Corea del Sur, Guatemala y China. Inclusive, en el caso de Dinamarca, el uso de la Orimulsión® representaba 15% del total de su generación eléctrica. La planta que se construyó en Guatemala era la primera en su tipo para consumir Orimulsión®. Singapur tenía listo contratos hasta 2015. La decisión de Venezuela de eliminar la Orimulsión® sólo benefició a los productores de carbón y a los productores de gas a nivel mundial, mientras los perdedores, además de Venezuela, fueron los países en desarrollo, como Guatemala, que tenían cifradas su esperanza en obtener combustible más barato para la generación eléctrica. Si el gobierno de Venezuela fuera inteligente debería reanudar a la brevedad posible la producción de Orimulsión® para aliviar las penurias energéticas de esos países del istmo centroamericano y de muchos otros alrededor del mundo. Los precios de los derivados de los hidrocarburos, hoy en baja, volverán a subir, y estos países de nuevo las verán mal para resolver su problema de generación de electricidad, factor sin el cual no se puede vivir en el mundo de hoy (y si no que lo digan los afectados por los continuos apagones en el país).
http://www.pdvsa.com/interface.sp/database/fichero/article/525/2.PDF
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