martes, 3 de junio de 2008
El Ávila, Sierra Grande
Entre el mar y la tierra adentro amaneció de golpe una mole, tendiéndose de largo a largo, de Occidente a Oriente. Hace cuarenta millones de años emergió del fondo de la montaña, y desde entonces sus dos frentes -Norte hacia el Caribe, Sur hacia la capital, Caracas -han sido protagonistas de la historia de Venezuela. Guaraira -Repano para los indios ancestrales y Ávila para los españoles y sus hijos, la Sierra Grande presenció con todos sus apellidos el devenir de la ciudad sobre la amplitud del valle: aventureros que emprendieron la conquista; piratas que descifraron los misterios de sus caminos para asolar una Caracas de primitivas chozas; humildes campesinos buscadores de leña y más tarde, geógrafos y naturistas eminentes que desde otras latitudes imaginaron sus tesoros. No les faltó la huella curiosa y asombrada del viajero, ni luego las del poeta y el pintor. A todos los inspiró El Ávila. La luz del sol baña las laderas del hoy parque nacional, y anima un espectáculo de colores que constantemente adquieren variaciones. Cuando cae la noche, El Ávila se convierte en una silueta bella y misteriosa. De diciembre a mayo, la sequía le apaga los matices; hasta que revive en una tarde cualquiera de luces cálidas, después de un aguacero prolongado. Desde su impávida grandiosidad, El Ávila los mira y los sigue inspirando a todos. A los que pasaron a la leyenda, y a los que se tragó el olvido. A Bello, a Bellerman, a Cabré, a Humboldt, al mismo Bolívar; y a los millones de seres que al pie se resguardan. Para conocer los secretos de la naturaleza venezolana no hace falta huir de Caracas. Caracas es también Ávila, su mitad verde, lugar de descanso y recogimiento, cómplice de la leyenda, el enigma de sus caminos, pulmón y guardaespaldas. Aspectos Históricos La serranía de Ávila está estrechamente ligada a la historia de fundación de Caracas. Antes de la Conquista, el valle estaba poblado por tribus de indios Caribes cuyos nombres y los de sus caciques originaron los de varias poblaciones como Los Caracas, Los Teques, Chacao y Naiguatá. "Guaraira-Repano": "Sierra Grande", era como llamaban a la mole que separaba el valle del mar. Y es en el valle donde, en 1567, Diego de Lozada funda Caracas. Remontando el cerro ubica sus tierras en 1575 el Alférez Mayor de Campo Gabriel del Ávila, pasando a la historia como un conquistador de grandes hazañas, sino como el hombre que inspiró el nombre definitivo a la montaña. Los españoles hicieron de las picas de los indios su "Camino a al Mar": no una, sino muchas vías para comunicarse con el mar (y con la civilización). Fundaron el Puerto de Caraballeda y más tarde lo mudaron para La Guaira. Fue desde Caraballeda y abriéndose paso por una de aquellas picas intrincadas, como en 1595 los piratas al mando inglés Preston saquearon Caracas tras encontrarla desierta y dar muerte a su solitario defensor, el viejo Hidalgo Alonso Andrea de Ledesma. Ni entonces, ni después, los rudimentarios fuertes construidos en la montaña sirvieron de efectiva protección. Para el siglo XVII, se generalizó el uso de una vía que actualmente se conoce como "Camino de los Españoles". Partía desde la hoy conocida Puerta de Caracas en la Pastora y se dividía en dos al llegar a la cumbre: uno, el camino "De las Dos Aguadas", se enlazaba al antiguo "Camino Viejo" para concluir en La Guaira; el otro popularmente llamado "Camino Nuevo", "Camino Real", o "de transito", iba directamente a Maiquetía. Desde el siglo XVII, numerosos naturalistas han recorrido éstos y otros caminos. Alejandro de Humboldt y Amado Bonpland llegaron a la cima de La Silla de Caracas en 1800; así como Juan Manuel Cajigal, el botánico alemán Eduardo Otto, el viajero inglés James Mudie Spence, Alfredo Jahn y Eduardo Rölh, entre tantos otros. Poetas, ensayistas y pintores también recorrieron esos parajes, halando allí la fuente de su inspiración. Pero a Manuel Cabré, particularmente, le bastó admirar el Ávila desde Caracas, para inmortalizarlo en invalorables pinturas. La creación del Parque Nacional El Ávila fue vía de comunicación; fuente de materias primas para los campesinos y primeros habitantes de Caracas y asiento para sus viviendas. Entrando el siglo XX, la montaña ya estaba abiertamente intervenida, lo cual el la década de los 50 generó un movimiento alrededor de su preservación. En 1958 fue decretado el "Parque Nacional, El Ávila", con el objetivo de conservar los paisajes extraordinarios, la gran diversidad biológica y el patrimonio histórico y cultural que alberga. Hoy en día, es el lugar donde los caraqueños liberan las tensiones diarias y acuden a un genuino encuentro con la naturaleza. Geología En el Cretáceo, hace 140 millones de años, el mar cubría el 60% del territorio; la línea de la playa corría paralela al curso actual del río Orinoco y no había emergido ni Los Andes ni la Cordillera de la Costa. A lo largo de más de 100 millones de años, partículas de roca provenientes del Macizo Guayanés se fueron asentando al norte de la Venezuela actual, al tiempo que dos placas: la de Caribe y la Continental Sudamericana, hacían contacto, presionado una contra otra. Hace unos millones de años, en el Eoceno -un período geológicamente reciente-, la placa del Caribe se hundió por debajo de la placa Continental y como resultado, esta última se plegó formando la cordillera. La porción central de esa serranía de la Costa es la que hoy ocupa el parque nacional, cuya fisonomía está marcada por los valles profundos y estrechos propios de una formación joven. El Ávila sigue cambiando. Las rocas metamórficas que lo componen no son inmunes a los cambios de temperatura entre el día y la noche, lo cual les induce expansiones y contracciones y una subsiguientes pérdida de consistencia; el agua de lluvia tiene un poderoso efecto de disolución de las rocas; los torrentes, saltos y quebradas tienen alto poder de erosión; y el viento impulsa partículas hacia las montañas, todo lo cual deja a la larga una huella abrasiva que en millones de años determinará cambios radicales. Clima La temperatura varía entre 27°C a nivel del mar; 22°C en Caracas a 900 metros y 0° C en la cima del pico Naiguatá, donde puede descender aún más. Debido al choque de los vientos alisios contra la cordillera, la lluvia es más abundante en la vertiente Norte que en la Sur, especialmente en la zona más alta. Temporada de sequía (verano): 5 meses, entre diciembre y abril; y temporada de lluvias (invierno): el resto del año, de mayo a noviembre. Vida Animal El parque es hábitat natural de una variedad sorprendente de animales. En las sabanas es posible hallar mamíferos como la ardilla, el rabipelado; el cachicamo, el cual se distingue por una armadura que le protege la parte superior y los lados del cuerpo. Las serpientes, casi todos los hábitos nocturnos, abundan en estas sabanas. Altamente venenosas son: la mapanare, macagua o guayacán, reconocible por su coloración oscuro-brillante con dibujos triangulares; la tigra mariposa, entre ocre y pardo claro, presenta las manchas oscuras a lo largo del cuerpo; la cascabel puede tener una coloración pardo rojizo a pardo amarillento o grisáceo; y la coral, de hábitos diurnos, se reconoce por sus característicos anillos negros, rojos, blancos o amarillentos. Entre las serpientes no venenosas se cuenta la cazadora o rabo amarillo y la tigra cazadora. Entre las aves, de las cuales se han reportado más de 200 especies en todo el parque, son típicos: la guacharaca del norte, un ave de gran tamaño; el querrequerre, cuyo ruidoso canto puede escucharse en los alrededores de los puestos de guarda parques; el azulejo de jardín, que anda solo o en grupos pequeños; el cristofué, cuyo nombre imita el sonido que emite al silbar. En los bosques habitan mamíferos como la danta, un animal tímido, nocturno y solitario; el puma y el jaguar, ubicados especialmente en zonas de vegetación muy tupida de la vertiente Norte; el puercoespín, que se protege con una coraza de largas espinas; la lapa, visible en las márgenes de las quebradas pero lastimosamente muy perseguida por la exquisitez de su carne; el venado matacán; el mono araguato, cuyos aullidos resuenan en las mañanas y en las tardes. De las serpientes, suelen verse la tigra mariposa, la cascabel y la tigra cazadora. El cielo sobre los bosques es surcado por aves entre las que destacan la fugaz águila negra; azuleja montañera, sola o en grupos, y dicharacheras bandadas de periquitos. Entre las hojas de los árboles se oye el zumbido de los colibríes, conocido por su brillante colorido, o el enérgico repiqueteo del carpintero habado sobre el tronco de un árbol; el sorocuá acorallado, un ave solitaria que puede verse a lo largo de las quebradas; y entre los familiares de los tucanes, suelen verse el pico de frasco y el tiátaro verde, de largo pico. En el subpáramo, los animales son escasos y carecen del colorido de cotas inferiores. El cachicamo se puede observar con frecuencia en algunos meses; aves como el correporelsuelo, de canto suave y aflautado y una especie de colibrí, gris oscuro o negro, se dejan ver por estos parajes. De octubre a mayo son de cuidado las impresionantes avispas. Sitios de interés Aunque todos los senderos del Ávila poseen innumerables atractivos, señalamos a continuación puntos de especial interés. El Pico Naiguatá. Es la máxima elevación de la cordillera de la Costa. El nombre quiere decir "boca del río Naiguatá", que a su vez aludía al Cacique pariente, por la rama materna, del conquistador Fajardo. El caballero inglés James Mudie Spence fue el primero en remontar su cumbre, en 1872. Camino de los españoles. Empedrado en 1762, todavía hoy se conservan algunos trechos del simétrico trazado de las piedras de canto rodado. También es posible apreciar las ruinas de la Hacienda Guayabal, Corozal y Torquemada, así como la Posada La Ventana, de la cual Humbolt hace referencia en sus crónicas. El Teleférico y el Hotel Humbolt. Desde el valle de Caracas es fácil identificar el pico el Ávila, coronado por la torre cilíndrica del Hotel Humbolt. El recorrido de 12 minutos en teleférico, que parte desde Maripérez, permite apreciar los cambios de vegetación: las sabanas montañas de las laderas inferiores, los alrededores de Papelón, el bosque de galería de la quebrada Gamboa y el bosque nublado con sus palmeras característica. En el pico El Ávila la temperatura varía entre los 19°C al mediodía y 11°C al amanecer. Para más información sobre el teleférico puedes llamar al 0212 7935960 (Avila Mágica). Galipán. Bajando de la fila maestra desde Boca de Tigre hacia el Litoral, se halla esta región de extensos cultivos de flores, árboles frutales y, clima agradable. Está habitada por los descendentes de los primeros pobladores llegaron de las islas Canarias en el siglo XVII. Galipan es uno de los principales abastecedores de flores del área metropolitana. Las cascadas de El Ávila. Las numerosas quebradas del Parque forman cascadas que hacen las delicias de los vigilantes. Algunas de ellas se aprecian desde Caracas, especialmente después de un fuerte aguacero. Las de más fácil acceso son Las Quebradas Las Adjuntas, Quintero, Chacaíto, Pajaritos, Sebucán, y Tócome (en el Parque Recreacional Los Chorros). La Silla de Caracas. Después del Pico Naiguatá, La Silla es una de las segunda elevaciones de la Cordillera del Norte. Su nombre se debe a la depresión entre las dos cimas -los picos Occidental y Oriental-, parecida a una silla de montar. Alejandro Humbolt fue la primera persona que logro ascender la cima de la Silla de Caracas, en Enero de 1800. Cerca de la cima oriental se encuentra la Cruz de los Palmeros de Chacao. Con unos tres metros de altura, está enclavada en dirección Este con la finalidad de ser vista desde Caracas, al despuntar el Sol. Los Castillos. La necesidad de resguardar La Guaira como primer puerto de Venezuela del asedio de piratas y filibusteros, exigió la construcción de un sistema defensivo conformado por el fortín El Salto, el Castillo San Carlos, el Castillo de San Joaquín de la Cumbre y las bases militares La Atalaya y el Castillo Negro. Algunos de estos fortines fueron restaurados por INPARQUES en la década de los ochenta. Centro Recreacional Los Venados. Desde 1925 pasó a ser propiedad de la Nación la hacienda de Café La Trinidad, fundada en tierras de Adolfo Bueno Madrid. Hoy es un centro recreativo donde funciona la administración del Parque Nacional El Ávila. Además de los servicios con que cuenta (véase Servicios y Facilidades), el visitante encontrará el Camino de la Naturaleza, un sendero de interpretación donde explican algunos detalles de la flora y fauna.
Mascioli Garcia
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