martes, 3 de junio de 2008
Cruz de la CANDELARIA
El 25 de agosto de 1750 por Real Cédula expedida en el Buen Retiro, fue erigida en parroquia la "Santa Cruz de Candelaria", que era como entonces se le llamaba. Por muchos años y aún en nuestros días, existe la cruz en la esquina que da entrada a la Plaza Candelaria. Los terrenos donde hoy se encuentra la iglesia y la plaza, arrancaban de los barrancos del río Anauco, al oriente, hasta unas lagunillas al poniente; y desde el camino de Petare por el lado sur, hasta una Hoyada y cañada al norte, lindante con los cerrajones y vertientes de la serranía".Todos estos terrenos eran propiedad del sevillano Baltasar de Soto el cual los adquiere el 25 de agosto de 1693. El total de los terrenos medían 44 cuadras y estos fueron adquiridos por el solicitante para fabricar en ellos una casa y un corral de ganados.Para el año de 1703 el Cabildo recibió una solicitud del Licenciado Pedro Vicuña de dos cuadros para fabricar una iglesia o capilla a N. S. De Candelaria y la Advocación de la Santísima Cruz. Los Regidores Francisco Gil Arratia y Felipe Rodríguez de la Madriz conceden los terrenos y les donan, además, "el derecho a otra cuadra en la parte que fuera de su conveniencia".Los isleños canarios, trabajadores en su mayoría, quisieron costear la fábrica de la iglesia que dedicaron a N. S. De Candelaria; y gracias a este entusiasmo y ayuda a los isleños, la iglesia estaba casi concluida para el año de 1.708.En los alrededores de la plazuela de Candelaria estaban los terrenos de María de la Mota y del Capitán Juan González Santaella, "el mismo que disparaba el cañón de la cumbre para anunciar la presencia de los enemigos y enviaba información de lo que ocurría en La Guaira. Y los de Pedro Meléndez, Ministro Ejecutor de la Justicia, el cual desempeñaba varios oficios: desde verdugo para policía", E. B. N., cronista de la ciudad.Entre los numerosos vecinos de "la calle de la Candelaria" se encontraba una mujer llamada Lucrecia de Silva, a quien nombraban "morena libre llamada Marquesa". Debe haber sido una mujer muy hermosa y por ello mismo codiciada, para que los cronistas se ocuparan de citarla en sus crónicas. Estuvo también la casa de Antonio Barba, llamada "de la noria" y una calzada de piedra que conducía a la puerta de estancia del Licenciado José Angel Berreda. También estaba allí el corral de ganado de José Oviedo y Baños, célebre autor de la "Historia de la Provincia de Venezuela" y hermano del obispo. Entonces no existía el puente que comunicaba con la ciudad, situado en lo que hoy se conoce por "Ña Romualda", y las lavanderas que llevaban sus ropas en el río Anauco tenían que recorrer a pie los barrancos que conducían al río.Para el año de 1719 los vecinos que habitaban la manzana comprendida entre las esquinas de Cruz, Miguelacho, Peligro y Alcabala, se hallaban confrontando un serio problema, provocado por el Alcalde Feliciano Palacios y Sojo, al mandar a cerrar los callejones, veredas y caminos que servían de comunicación a dicho barrio. No les quedó más recurso que hacer una representación ante el Cabildo, para que les resolviera el conflicto "pues no pueden perder sus casas y solares".Para el año de 1722 mandan a practicar un reconocimiento a Oviedo y Baños y el Procurador Pedro Domínguez de Ponte, herederos de De Soto, quienes han enajenado o vendido diez cuadras, incluyendo aquellos donde está la iglesia y la plaza. Efectuadas las mensuras de los terrenos del señor De Soto, el Cabildo declara nulas las concesiones que allí se habían hecho, y obligan a los herederos a pagar una pensión de dos pesos por cuadra, haciendo gracia del terreno donde se hallan fabricadas "las casillas de los pobres", o sea los ranchos de los menesterosos de entonces. Y refieren las crónicas que Nicolás Colón tomó posesión de las tierras y se paseó por ellas dando voces y arrancando unas verbas. Seguramente se sentía un conquistador...El sitio situado entre las esquinas de Cruz y Candilito era una ciénaga abierta en todo el frente de la Plaza de la Candelaria. En aquel sitio se levantó más tarde la casa del Capitán Juan Francisco de León, el mismo que a la cabeza de 800 hombres llegó a Caracas desde Panaquire en son de protesta contra los abusos y el monopolio de la Compañía Guipuzcoana. El Gobernador Felipe Ricardo dictó auto el 5 de febrero de 1752 por el cual fijada la orden de que su casa fuera arrasada y sembrada de sal. La casa fue destruida y en su terreno se levantó una columna con una inscripción que decía: "para perpetua memoria de su infamia". El año de 1811, ya declarada la Independencia, la columna es demolida y allí mismo se celebran homenajes al Capitán León.A su llegada a Caracas el Gobernador Juan Guillelmi dispuso la construcción de un puente sobre el Anauco y de una fuente en la Plaza de la Candelaria, pues los vecinos no podían llegar hasta el puente de "Ña Romualda" en busca del agua. Este puente que costó en su totalidad mil trescientos pesos, fue destruido por la creciente de 1781 y reedificado nuevamente. El Gobernador sostenía la necesidad de construir estos puentes para facilitar la entrada de frutos a la capital, provenientes de las estancias y huertas de Chacao y Petare.Para 1772 la Candelaria tiene 439 casas con 2,887 habitantes; y en 1877 tiene en ornamentos, alhajas, mobiliarios y fincas Bs. 272,355.La calle del Este, que culminaba entonces en la Candelaria se volvió una especie de Alcabala donde llegaban en las madrugadas los burros y carretones cargados de frutos para abastecer a la ciudad que comenzaba ya a extenderse hacia aquel lugar.Más tarde esta calle toma el nombre de "Los Bravos", y los vecinos de la Candelaria rinden homenaje al Libertador el año de 1.827, cuando éste se dirige a Anauco, la regia mansión del General Francisco Rodríguez del Toro. En la plaza se levantó un dosel bajo el cual tomaron asiento Bolívar y el General Páez, quien le acompañaba; y desde allí oyen la música y las canciones que les obsequia el pueblo. Banderas y colgaduras de damasco adornan las calles por donde habría de pasar el Héroe.En la plaza de Candelaria, desde los tiempos de la Colonia se celebraban las corridas de toros, los desfiles, las iluminaciones y las rumbosas fiestas patronales que cada año organizaban los Isleños. Después de la Independencia, allí se celebraban las fiestas patrióticas y los bailes de carnaval.Por esa calle - ya célebre- marcharon un día los jóvenes que iban a formar la milicia convocada por el General Páez el 8 de noviembre de 1840. Los viejos Libertadores se habían reunido en la Quinta Anauco con la juventud para organizar aquel desfile político. Entre los Libertadores estaban Páez, Montilla, Urdaneta y Toro. El General Urdaneta, "ya casi ciego, llevaba anteojos y vestía traje civil". Los jóvenes lanzaron vivas a los Libertadores y al 19 de abril; y desfilaron por las calles de la Candelaria, donde una abigarrada multitud los esperaba para aplaudirlos.También aquella calle presenció -el año-, la emigración de los patriotas ante la llegada de Boves a Caracas. Entonces la procesión de hombres, mujeres y niños que seguían al Ejercito Patriota, encabezado por el Libertador, llevaban el ceño adusto y las lágrimas prendidas de las pupilas. Escenas desgarradoras venían de sucederse en la Plaza Mayor, cuando sonó el cañón indicando que había llegado la hora de la despedida.Una inmensa muchedumbre de diez mil almas, caminaba agobiada de angustia indecible... La calle de la Candelaria y su plaza, les vieron salir y perderse hacia el Este, hacia el Oriente...El nombre de la Candelaria se debe a la virgen de este nombre, que fue traída por la colonia isleña e instalada en su iglesia. En la esquina de la Cruz de Candelaria se celebraban fiestas los días de la Cruz con cohetes, luces, flores y fiestas populares por muchísimos años.La plaza de la Candelaria tomó el nombre de "Plaza de la Democracia" el año de 1895, fecha del centenario del General José Gregorio Monagas, el Libertador de los esclavos en Venezuela. En su centro se levanta su estatua mandada erigir por Guzmán Blanco.Todavía en nuestros congestionados días esta la Cruz de la Candelaria en su nicho en el mismo sitio que estuvo en la Colonia. Sólo que ahora no se le celebra fiestas. Y la Plaza es sitio de recreo para los niños y para las parejas enamoradas.La estatua del General José Gregorio Monagas, fue trasladada a otro sitio desconocido y en su lugar se levanta una estatua del General Rafael Urdaneta que da nombre a la Gran Avenida Urdaneta.
Mascioli Garcia
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