viernes, 14 de marzo de 2008
La relación bipolar
La política latinoamericana sufrió la tensión más intensa de todos los tiempos, la semana pasada En una sucesión de eventos digna de los recuentos más nutridos del escritor Gabriel García Márquez, colombianos, ecuatorianos y venezolanos colocaron en jaque la armonía del continente durante unos días con acusaciones de tener las manos manchadas de sangre por una parte, pruebas irrefutables de computadoras que incriminaban a Ecuador con las FARC por la otra y un despliegue de material bélico venezolano en la frontera con Colombia. Todo ello probó ser estéril al cerrar la Cumbre de Río con el abrazo fulminante y el regreso a la paz entre los jefes de la diplomacia de Carondelet, Nariño y Miraflores. Se desconoce si los líderes intentaban desplazar a los expertos en negociación con un nuevo método avanzado de resolución de disputas, pero lo cierto es que la Cumbre pulverizó, en un santiamén, cualquier expectativa de guerra. Dos puntos fueron aprobados, el primero, que tras la reunión extraordinaria del Consejo de la Organización de Estados Americanos (OEA), realizada el miércoles 5 de marzo en Washington, se resolvió con el voto unánime de sus 32 miembros, reafirmar el principio de soberanía territorial. El segundo, que se instó a las partes del acuerdo de Río a la "no injerencia en asuntos internos de los demás países". El tema con Ecuador deberá seguir siendo trabajado, pues les une una frontera de aproximadamente 647 kilómetros y más de 250.000 almas colombianas han sido desplazadas por las FARC, según asevera el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados - Acnur. ¿Qué hubiera pasado si la cordura no hubiese imperado en los Andes? Tal vez contribuya a comprender el tema –más allá de las elucubraciones – un reportaje comparativo de las capacidades bélicas de los tres países involucrados en el incidente con las FARC. Según el Balance Militar Suramericano, publicado por la Fundación Seguridad y Democracia, el gasto en seguridad de la región está concentrado en seis países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Venezuela. Colombia tiene las fuerzas militares más grandes y con más movilidad, Venezuela está en vías de poseer una poderosa fuerza aérea, con aviones de largo alcance, mientras que Ecuador tiene las fuerzas armadas más reducidas. Colombia aumentó a 257.728 sus tropas en 2007, cuenta con 106 helicópteros de transporte y combate, algunos de los cuales son UH-60 Black Hawk (estadounidenses) y MI-17 (rusos). Asimismo, la cooperación estadounidense permite la inclusión de nuevas tácticas y estrategias con tecnología de punta provista en buena medida por el músculo del Plan Colombia. Venezuela, a su vez, tiene un componente militar de 57.800 hombres, aumentado considerablemente por el número de reservistas. Se estima que Venezuela ha gastado más de 4 mil millones de dólares desde 2004 en armas, que incluyen "24 aviones de combate SU-30, 53 helicópteros de transporte y ataque, un sistema antiaéreo de corto y mediano alcance M1-Tor, 100.000 fusiles de asalto 7.62 AK103 y el montaje de dos plantas industriales para la fabricación de éstos y sus municiones. Una buena porción del material aún no se encuentra en Venezuela y tampoco se ha completado el adiestramiento de pilotos que operarán los aviones rusos SU-30. En los próximos meses, Colombia completará una flota de 24 KFir israelíes, que han sido acondicionados con nueva tecnología. Ecuador, por su parte, tiene un contingente de 56.500 hombres. Su flota aérea está compuesta por equipos no muy modernos de aviones Mirage, Jaguar y A-37.
Mascioli Garcia
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