Por: Graça Salgueiro - Columnistas - Internacional
La capacidad que tiene el presidente Lula de hacer afirmaciones de cosas pertenecientes a su imaginario o deseos, como si fueran la más cristalina verdad, es proporcional a la vergüenza que sienten los brasileños bien informados, sobre todo cuando dichas afirmaciones exceden los límites nacionales. Entre las tantas perlas que brotan de la boca de Su Excelencia la más notable fue cuando de regreso de su visita a Cuba, refiriéndose al viejo dictador con quienes tuve un cálido y nostálgico encuentro de dos horas y media, en sitio incierto y no sabido de la isla cárcel. Según Lula, “La impresión que tengo es que Fidel está muy bien de salud, que está con una lucidez como en los mejores momentos”. (…) “Pienso que Fidel está listo para asumir el papel político que él tiene en la historia, en el mundo globalizado, en la humanidad”. Sin embargo, es el propio Fidel quien desmiente sin medias palabras: “No disfruto de la capacidad física necesaria para hablarles directamente a los vecinos del municipio donde me postularon para las elecciones del próximo domingo. Hago lo que puedo: escribo. (…) Hoy, que dispongo de más tiempo para informarme y meditar sobre lo que veo, apenas me alcanza para escribir” escrito dos días antes del encuentro. ¿Habría sido la “mesiánica” visita la causadora de tan extraordinaria e imprevista recuperación?. En Brasil la prensa compañera de viaje hizo referencia a las citas del presidente Lula pero no a las del dictador Castro, tampoco ha permitido que las imágenes del encuentro de los dos – televisadas desde Cuba y retransmitidas aquí – tuvieran audio, regresando a la época del cine mudo. De ser posible oír la charla, pondría en evidencia la decrepitud del viejo dictador con su habla entrecortada y sin nexo, con dificultad visible hasta en articular correctamente las palabras. ¿Estaría con eso la prensa encubriendo las falsas afirmaciones de Lula y preservando la imagen de Castro?. En un excelente articulo titulado “Fidel desmintió a Lula” escrito para el periódico “Diario Las Américas” de Miami, el economista cubano Ernesto Betancourt hace una crítica dura y correcta a las declaraciones de Lula, sin embargo cae en la trampa de la “autosuficiencia” en producción de petróleo alardeada a los cuatro lados del mundo en el pasado año. Dice él sobre la charla de los dos comunistas: “Por cierto, que después del descubrimiento de inmensos depósitos de petróleo en las costas de Brasil por Petrobrás, el caballero Lula ha hecho mutis en su propaganda del etanol”. Ocurre que el anuncio de dicho descubrimiento el año pasado no tenía nada de novedoso; el gobierno de Lula, para encubrir la crisis del gas que todavía continua pendiente sobre nuestras cabezas, ha reciclado una noticia vieja de más de una década, como denuncia elegantemente el ex ministro de Minas y Energía, Alexis Stepanenko, en carta al ex presidente Itamar Franco de quien ha sido ministro. Naturalmente que ni señor Betancourt ni nadie más ha sido informado de eso y así sigue el Sr. da Silva, charlando tonterías mundo afuera, en la certeza que nadie se da cuenta, nadie lo cuestiona porque todos creen muy palpitante y excéntrico un “presidente obrero”. Y en cuanto a nosotros, sin saber donde más esconder la cara de tanta vergüenza. Y el viernes 25, un discurso en la ceremonia por el Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas del Holocausto, Lula invito los brasileños a no hacer caso a la violencia e intolerancia añadiendo: “Recuerdos tristes y trágicos como los del Holocausto no deben y no pueden ser borrados, como no pueden ser olvidadas todas formas de intolerancia, especialmente aquellas elevadas a la condición de política de Estado”. Seria una afirmación loable si no fuera tan cínica y no hubiera, como mínimo, una discrepancia entre ese discurso y el proferido recientemente a modo de gratitud ante el mayor genocida latinoamericano, su icono Fidel: “¿Te acuerdas, Fidel, cuando hablamos del Foro de Sao Paulo, y me dijiste que era necesaria la unidad de la izquierda latinoamericana para garantizar nuestro progreso? Pues ya estamos avanzando en esa dirección”. Sabiendo que participan como miembros efectivos del Foro de Sao Paulo creado por eses dos almas bondadosas, bandas terroristas monstruosas como las FARC y ELN, y que todos los miembros firmaron una declaración condenando el “terrorismo de Estado” protagonizado por el gobierno de Colombia por combatirlos, entonces permanece la pregunta: ¿cuál de los dos Lulas dice la verdad? ¿Cuál “violencia” condena él?. Causa extrañeza el silencio latinoamericano alrededor de esa nefasta organización – Foro de Sao Paulo – y del mal al por mayor que ella tiene proporcionado a nuestro continente. Ya ni hablo de Brasil porque aquí la gente no lee, no se informa y hace décadas está culturalmente muerta. Pero, será que nadie más percibe que la convulsión política y social que está sufriendo América Latina hoy, ¿es fruto de esa organización? Miren Bolivia, Argentina, Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Colombia con las FARC cada día más osada y se pregunten si sus presidentes – excepto Uribe, ¡por supuesto! – ¿no pertenecen a dicha organización comuno terrorista?. Toda comprensión de estos hechos pasa obligatoriamente por el Foro de Sao Paulo que es la raíz, el centro de toda estrategia de comunización de nuestro continente pero, mientras la gente no se de cuenta de ello, van seguir combatiendo los efectos periféricos que son la corrupción, la violencia, la miseria a la vez que el comunismo se fortalece y expande por los canales subterráneos. Con las bendiciones de Fidel Castro y Lula da Silva; ¡No se olviden de eso!.
La capacidad que tiene el presidente Lula de hacer afirmaciones de cosas pertenecientes a su imaginario o deseos, como si fueran la más cristalina verdad, es proporcional a la vergüenza que sienten los brasileños bien informados, sobre todo cuando dichas afirmaciones exceden los límites nacionales. Entre las tantas perlas que brotan de la boca de Su Excelencia la más notable fue cuando de regreso de su visita a Cuba, refiriéndose al viejo dictador con quienes tuve un cálido y nostálgico encuentro de dos horas y media, en sitio incierto y no sabido de la isla cárcel. Según Lula, “La impresión que tengo es que Fidel está muy bien de salud, que está con una lucidez como en los mejores momentos”. (…) “Pienso que Fidel está listo para asumir el papel político que él tiene en la historia, en el mundo globalizado, en la humanidad”. Sin embargo, es el propio Fidel quien desmiente sin medias palabras: “No disfruto de la capacidad física necesaria para hablarles directamente a los vecinos del municipio donde me postularon para las elecciones del próximo domingo. Hago lo que puedo: escribo. (…) Hoy, que dispongo de más tiempo para informarme y meditar sobre lo que veo, apenas me alcanza para escribir” escrito dos días antes del encuentro. ¿Habría sido la “mesiánica” visita la causadora de tan extraordinaria e imprevista recuperación?. En Brasil la prensa compañera de viaje hizo referencia a las citas del presidente Lula pero no a las del dictador Castro, tampoco ha permitido que las imágenes del encuentro de los dos – televisadas desde Cuba y retransmitidas aquí – tuvieran audio, regresando a la época del cine mudo. De ser posible oír la charla, pondría en evidencia la decrepitud del viejo dictador con su habla entrecortada y sin nexo, con dificultad visible hasta en articular correctamente las palabras. ¿Estaría con eso la prensa encubriendo las falsas afirmaciones de Lula y preservando la imagen de Castro?. En un excelente articulo titulado “Fidel desmintió a Lula” escrito para el periódico “Diario Las Américas” de Miami, el economista cubano Ernesto Betancourt hace una crítica dura y correcta a las declaraciones de Lula, sin embargo cae en la trampa de la “autosuficiencia” en producción de petróleo alardeada a los cuatro lados del mundo en el pasado año. Dice él sobre la charla de los dos comunistas: “Por cierto, que después del descubrimiento de inmensos depósitos de petróleo en las costas de Brasil por Petrobrás, el caballero Lula ha hecho mutis en su propaganda del etanol”. Ocurre que el anuncio de dicho descubrimiento el año pasado no tenía nada de novedoso; el gobierno de Lula, para encubrir la crisis del gas que todavía continua pendiente sobre nuestras cabezas, ha reciclado una noticia vieja de más de una década, como denuncia elegantemente el ex ministro de Minas y Energía, Alexis Stepanenko, en carta al ex presidente Itamar Franco de quien ha sido ministro. Naturalmente que ni señor Betancourt ni nadie más ha sido informado de eso y así sigue el Sr. da Silva, charlando tonterías mundo afuera, en la certeza que nadie se da cuenta, nadie lo cuestiona porque todos creen muy palpitante y excéntrico un “presidente obrero”. Y en cuanto a nosotros, sin saber donde más esconder la cara de tanta vergüenza. Y el viernes 25, un discurso en la ceremonia por el Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas del Holocausto, Lula invito los brasileños a no hacer caso a la violencia e intolerancia añadiendo: “Recuerdos tristes y trágicos como los del Holocausto no deben y no pueden ser borrados, como no pueden ser olvidadas todas formas de intolerancia, especialmente aquellas elevadas a la condición de política de Estado”. Seria una afirmación loable si no fuera tan cínica y no hubiera, como mínimo, una discrepancia entre ese discurso y el proferido recientemente a modo de gratitud ante el mayor genocida latinoamericano, su icono Fidel: “¿Te acuerdas, Fidel, cuando hablamos del Foro de Sao Paulo, y me dijiste que era necesaria la unidad de la izquierda latinoamericana para garantizar nuestro progreso? Pues ya estamos avanzando en esa dirección”. Sabiendo que participan como miembros efectivos del Foro de Sao Paulo creado por eses dos almas bondadosas, bandas terroristas monstruosas como las FARC y ELN, y que todos los miembros firmaron una declaración condenando el “terrorismo de Estado” protagonizado por el gobierno de Colombia por combatirlos, entonces permanece la pregunta: ¿cuál de los dos Lulas dice la verdad? ¿Cuál “violencia” condena él?. Causa extrañeza el silencio latinoamericano alrededor de esa nefasta organización – Foro de Sao Paulo – y del mal al por mayor que ella tiene proporcionado a nuestro continente. Ya ni hablo de Brasil porque aquí la gente no lee, no se informa y hace décadas está culturalmente muerta. Pero, será que nadie más percibe que la convulsión política y social que está sufriendo América Latina hoy, ¿es fruto de esa organización? Miren Bolivia, Argentina, Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Colombia con las FARC cada día más osada y se pregunten si sus presidentes – excepto Uribe, ¡por supuesto! – ¿no pertenecen a dicha organización comuno terrorista?. Toda comprensión de estos hechos pasa obligatoriamente por el Foro de Sao Paulo que es la raíz, el centro de toda estrategia de comunización de nuestro continente pero, mientras la gente no se de cuenta de ello, van seguir combatiendo los efectos periféricos que son la corrupción, la violencia, la miseria a la vez que el comunismo se fortalece y expande por los canales subterráneos. Con las bendiciones de Fidel Castro y Lula da Silva; ¡No se olviden de eso!.
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